martes, 28 de octubre de 2014

Macca nos transportó "a través del universo"

Pegarme la lotería sería poco comparado con lo que viví el jueves al escuchar a mi ídolo. Ya no había una pantalla que me separaba de él, sino solo tres metros de donde lo vi recitar las canciones que llevo años escuchando en Internet.

Es increíble cómo unas circunstancias fortuitas pueden llevar a algo inesperado, como el que yo, entre tantos miles de fanáticos, sea la que escriba hoy sobre la noche de Paul McCartney. Fui invitada a escribir aquí debido a que asistí a una gira estudiantil a La Nación , y notaron lo fanática que soy.

Tener la oportunidad de ver a Paul en Costa Rica fue superchiva , como él mismo lo afirmó con sus palabras en español.

En noviembre del año pasado tuve la oportunidad de presenciar el concierto de Ringo Starr en México, y me sorprende lo diferente que puede ser su presentación con la de sir Paul. Ambas te ponen los pelos de punta cuando te das cuenta de que la cosa es en serio, que ya no es uno de tus sueños.

Talentoso. Paul McCartney demostró que a sus 71 años aún sabe roquear. Rusty Anderson (izquierda) lo acompañó sobre el escenario. Eyleen Vargas Observar la noche del 1.° de mayo a personas de todas las edades cantando hasta quedar afónicas las canciones que se saben de memoria, de pura emoción, fue alucinante. Ya solo el hecho de saber que hay miles de aficionados, como uno, que se levantan y acuestan escuchando a Macca "ocho días a la semana’’ es fantástico.

Pelearme con los guardas de seguridad, ser regañada y bajada de las sillas son algunas de las consecuencias que viví con tal de quedar a los pies de McCartney.

No podría seleccionar una parte del concierto como favorita. Sin embargo, repetir el coro de Hey Jude con todas las fuerzas –pegada a la baranda, sosteniendo un cartel y deseando que Paul lo viera– o bien sentir el calor de la pirotecnia con Live and Let Die , fueron experiencias fuera de este mundo.

Hermoso. Estar ahí para ver cuando Paul le cantaba a sus hermanitos – Here Today a John Lennon, y Something a George Harrison– fue algo bello.

Por otro lado, está la manera en que este antiguo Beatle da el show: sin necesidad de efectos o de una coreografía coordinada logró que los instrumentos, los fanáticos y él mismo fuéramos uno solo.

Su voz, tan conocida que resonaba en cada rincón del Estadio Nacional, y nuestros gritos cargados de ilusión, se unieron y formaron la armonía perfecta.

Además, también están los talentosos músicos que acompañan al compositor británico en sus giras, haciendo que el recuerdo de Los Beatles sea aún más claro.

Que se tomara el tiempo de conocer nuestra forma de hablar me hizo pensar en Macca como una persona con la que bien podrías ir a tomar el té y no aburrirte.

Ahora nos quedará a los "beatlemaniacos" esperar a que Starr venga a Costa Rica. Y siempre recordar que, al final, el amor que recibes es igual al amor que das.

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