En la primavera de 1966, el sello norteamericano de The Beatles quiso
poner en circulación otro de aquellos discos batiburrillo en los que
combinaban distintas canciones de los álbumes oficiales del grupo con la
intención de rentabilizar su gira por aquel país de aquel mismo año.
“Yesterday and today” se convirtió así en el noveno álbum editado por
Capitol Records para aquel mercado en junio de 1966.
En el disco aparecieron seis canciones provenientes de los álbumes
británicos “Help!” y “Rubber soul”, las cuales no habían sido publicadas
aún allí en ningún álbum: ‘Act naturally’ y ‘Yesterday’ del primero, y
‘Drive my car’, ‘Nowhere man’, ‘If I needed someone’ y ‘What goes on’
del segundo. Se incluyó también el single de doble cara A ‘Day tripper’ /
‘We can work it out’ y tres canciones de su siguiente disco, “Revolver”
(‘I’m only sleeping’, ‘Doctor Robert’ y ‘And your bird can sing’) en
sus mezclas duofónicas (falso estéreo).
En aquellos días The Beatles estaba trabajando en su nuevo álbum,
“Revolver”. Al ser incluidas tres de sus canciones en “Yesterday and
today”, su próximo disco en los Estados Unidos quedaba también
hipotecado, ya que no se podrían volver a editar. De hecho, “Revolver”
en su versión norteamericana fue el único disco de The Beatles que
cuenta con más canciones de George Harrison que de John Lennon.
Esta manera de construir (o destruir) sus discos en Estados Unidos
molestaba especialmente al grupo desde sus inicios, ya que invertían
mucho tiempo en preparar su secuenciación, pero tampoco hacían gran cosa
para evitarlo al tratarse del mayor mercado mundial, que les reportaba
ingresos sustanciales. Preferían dejar hacer a su compañía en aquel
país.
Desde 1964, al grupo lo acompañaba habitualmente el fotógrafo Robert
Whitaker, nacido en Harpenden, Hertfordshire, Inglaterra, pero que se
había trasladado a Melbourne en 1961 para estudiar en su Universidad. En
aquella ciudad había acompañado un día a un amigo periodista para
hacerle una entrevista a Brian Epstein, el mánager de The Beatles.
Cuando Epstein vio las fotografías que Whitaker le había tomado, le
pidió que pasase a ser el fotógrafo del grupo en sus siguientes giras
entre 1964 y 1966.
Su fotografía más recordada es la que hizo el 25 de marzo de 1966 en el
número 1 de The Vale, King’s Road, del barrio de Chelsea en Londres. En
aquella ocasión, The Beatles acudieron al estudio del fotógrafo
convocados para una sesión con la intención de tomar alguna imagen que
pudiera servir para la portada o las imágenes de promoción de su
siguiente single, ‘Rain’ / ‘Paperback writer’.
La banda y su fotógrafo estaban decididos a crear algo distinto a las
habituales fotos promocionales. Aquella sesión de Whitaker estuvo
influida por las imágenes del artista y fotógrafo surrealista de origen
polaco Hans Bellmer, en especial por su obra “La muñeca” (1933) [en la
foto], simulacro de una mujer en un tamaño casi real de 1,40 cm, hecha
de papel y pegamento. Sus imágenes de muñecas desmembradas aparecieron
en 1936 en la revista “Minotaure” bajo el título “Variaciones sobre el
montaje de una menor articulada” y, al año siguiente, en su libro “Die
Puppe”.
Whitaker también ha citado en alguna ocasión al surrealista Meret
Oppenheim como otra influencia importante y, en particular, su más
famosa creación “Le Déjeuner en fourrure” (Juego de desayuno de piel)
(1936) [en la foto], una creación inquietante en la que cubrió una taza,
un plato y una cuchara enteramente en piel. El título lo había sacado
de André Bretón y parodiaba el famoso cuadro de Manet “Desayuno en la
hierba”.
En aquella sesión de fotos con The Beatles, Whitaker pretendía elaborar
un tríptico que tituló “Una aventura sonámbula”. “Pensé en Moisés
bajando del Monte Sinaí con los Diez Mandamientos. Se cruza con gente
adorando al becerro de oro. Por todo el mundo había visto como a The
Beatles se les idolatraba como ídolos, como dioses, aunque para mí no
eran más que gente normal. Esta emoción que los fans ponían en ellos me
hizo preguntarme adónde se encaminaba el cristianismo”.
En la primera de sus imágenes aparecía el grupo frente a una chica (la
secretaria del estudio) que está de espaldas a la cámara apoyándose en
sus rodillas. Ella simula estar adorándolos al tiempo que permanece
unida a ellos por una tira de salchichas. La intención de Whitaker era
incluirla después dentro de la barriga de una embarazada, intentando
representar con la ristra el cordón umbilical que habían traído a la
vida a los cuatro componentes del grupo, exactamente como el resto de
seres humanos.
La segunda imagen del tríptico mostraba a George Harrison clavando
varias puntas en la cabeza de Lennon. Whitaker pensaba añadirle un
bloque de madera en el lugar del rostro de Lennon cuando la retocase
posteriormente y ponerle un fondo azul con el mar y el cielo en un
sentido invertido. Con ello, según su autor, quería dejar claro que The
Beatles eran tan relevantes como ese trozo de madera.
Además, tomó una serie de fotografías del grupo vestidos con batas de
carnicero para la tercera parte del tríptico, con George de pie detrás
de un banco en el que se encontraban sentados sus tres compañeros. Los
componentes del cuarteto aparecían cubiertos con trozos de carne
sanguinolenta prestados por un carnicero que Whitaker conocía desde la
escuela, Robert Sandford. En la imagen aparecían también muñecas de
plástico compradas en una fábrica de Chiswick, desmembradas, decapitadas
y con marcas de quemaduras de cigarrillos, así como ojos de cristal y
dientes falsos.
Es la que se conoce como fotografía del “carnicero”, probablemente la
más famosa que se le hizo al cuarteto durante su trayectoria. En un
principio, estaba destinada a la contraportada del disco para mostrar
que el grupo “era de carne y hueso”. Whitaker pretendía rodear a los
cuatro componentes de un fondo dorado y revestirlos con halos y joyas
para asimilarlos a iconos religiosos. Conviene recordar que pocas
semanas antes Lennon había pronunciado su frase “The Beatles somos más
populares que Jesucristo”.
Hubo otras dos fotografías más. La cuarta mostraba a John Lennon
sosteniendo una caja abierta con el número 2.000.000 escrito en ella en
la parte inferior, colocada alrededor de la cabeza de Ringo para
simbolizar que el baterista de The Beatles no era más que otro de los
dos mil millones de miembros de la raza humana. También tomó otra
imagen, la quinta, de George con su cabeza en una jaula, con la que
pretendía representar al grupo como ídolos enjaulados y, también, hacer
referencia a su canción ‘And your bird can’t sing’.
El grupo le siguió el juego en todo momento, ya que estaban cansados
de las sesiones de fotos al uso, y el concepto era más que compatible
con su propio y habitual humor negro. John Lennon lo corroboró años
después: “Para entonces las sesiones eran un infierno, tenías que
aparentar normalidad y no estabas nada motivado. Aquel fotógrafo trajo
esas muñecas, los trozos de carne y las batas de médico, y consiguió
meternos en la historia. Era así como nos sentíamos. No me gusta que me
encasillen siempre en el mismo papel, y entonces se nos consideraba una
especie de ángeles. Quería demostrar que éramos conscientes de la vida”.
A Paul McCartney también le convencía: “Ya había hecho cosas parecidas
en otras ocasiones. Recuerdo que una vez Dezo Hoffmann trajo algo de
polietileno y nos fotografió mientras lo destruíamos. En las fotos debía
parecer que lo estábamos rompiendo todo, pero para nosotros era más que
una idea para una sesión. Lo mismo se puede decir da la portada del
‘carnicero’: nos gustó, nos pareció original y escandaloso, pero no
vimos todas las connotaciones que tenía”.
Ringo Starr coincidía en la apreciación: “La portada nos pareció
estupenda, porque éramos unos chicos buenos así que pensamos: ‘Hagamos
una locura’. Lo gracioso es que como censuraron la portada y la
cubrieron, todo el mundo se puso a despegar el papel de encima con
vapor, la convirtieron en un objeto de colección muy codiciado del que
siento no tener ningún ejemplar, porque en aquellos tiempos jamás
pensamos que sería mejor conservarlo”.
Por el contrario, George Harrison no participaba del entusiasmo
generalizado: “Me pareció de mal gusto y una tontería. Todos hicimos
estupideces pesando que era genial o interesante, cuando en realidad se
trataba de algo tonto o ingenuo, y aquella fue una de las veces. De
nuevo me encontré en una de esas situaciones en las que te ves obligado a
cooperar porque formas parte de una unidad”.
Aquellas imágenes no fueron pensadas para ser utilizadas en la cubierta
del álbum. Sin embargo, The Beatles quedaron bastante contentos con las
fotos de la sesión y emplearon algunas con fines promocionales. Por
ejemplo, en un anuncio de su siguiente single, ‘Paperback Writer’, que
apareció en la página 2 del semanario musical británico “New Musical
Express” en su edición del 3 de junio de 1966, así como en sendos
anuncios en las revistas “Disc” y “Music Echo” al día siguiente. También
ocuparía, esta vez en color, la portada de la revista “Disc” del 11 de
junio 1966. Por último, las imágenes se pueden ver en las manos de Paul
McCartney en fotografías que se hicieron mientras se rodaban los vídeos
de ‘Rain’ y ‘Paperback writer’. Nadie en el Reino Unido se quejó en
ningún momento de su contenido.
En los Estados Unidos, Capitol había preparado un diseño para la
portada con otra fotografía de Whitaker en la que aparecían George y
Ringo de pie alrededor de un baúl de equipaje, con John sentado encima
de él y Paul dentro. Capitol envió la carátula al manager de The
Beatles, Brian Epstein, pero cuando este se la mostró a sus
representados, John, que acababa de volver a ver las fotos del
“carnicero”, decidió que quería usar una de esas en su lugar. El resto
de la banda lo apoyó.
En más de una ocasión se ha mantenido que la elección de esta foto era
una diatriba del grupo contra la política de Capitol de “masacrar” sus
discos en Norteamérica con relación a su versión inglesa, pero parece
difícil que existiera tal intención ya que el cuarteto no tenía ni idea
de lo que iba a hacer cuando se presentó a la sesión de fotos.
Más veraz parece la opinión de que con esa imagen The Beatles querían
criticar la guerra de Vietnam. Seguramente no lo habían pensado en un
principio, pero al ver la imagen la asociación de ideas fue fácil.
Lennon lo dejó claro en una conferencia de prensa de aquel año: “La
portada es tan relevante como Vietnam. Si el público puede aceptar algo
tan cruel como la guerra, entonces pueden asimilar esta portada”.
McCartney lo ratificó a continuación: “Es nuestro comentario sobre la
guerra”.
Se preparó entonces la foto de portada como The Beatles deseaba, a
pesar de que el departamento de ventas de la discográfica Capitol
protestó enérgicamente. El 15 de junio se enviaron ejemplares a
pinchadiscos y medios de comunicación, llegando algunas copias a
venderse durante un día en algunas zonas muy concretas de Estados
Unidos.
La respuesta inmediata fue negativa: las tiendas se negaban a vender el
álbum debido a su macabra cubierta, y eso a pesar de que se habían
borrado con aerógrafo las manchas de sangre en las batas blancas de The
Beatles.
Capitol optó por dar marcha atrás en lo que se dio en llamar Operation
Retrieve (Operación Retirada). Curiosamente, ni el grupo ni su manager
Brian Epstein reclamaron seguir adelante con la portada que habían
elegido. La razón estriba en que Epstein había contactado con otras
discográficas para la distribución de los discos de The Beatles en
Estados Unidos, ya que el contrato con Capitol vencía en poco tiempo.
Los sellos pensaban que la fiebre Beatles ya había pasado y, por lo
tanto, no consiguió mejores condiciones, así que tuvieron que aceptar el
cambio de portada sin rechistar.
El Presidente de Capitol, Alan W. Livingston, remitió inmediatamente
una carta a todos aquellos a los que se les había enviado alguna copia
del disco con la intención de recuperarlas: “La portada original, creada
en Inglaterra, pretendía ser un sátira ‘pop artística’. Sin embargo, un
muestreo con población de los Estados Unidos indica que el diseño se
malinterpreta. Por esta razón, y para evitar cualquier posible
controversia o daño inmerecido a la reputación o imagen de The Beatles,
Capitol ha decidido retirar el LP y sustituirlo por un diseño aceptable
para todos”.
Los empleados de Capitol pasaron el fin de semana del 18 y 19 de junio
sacando los discos de las portadas para enviarlos de nuevo a la fábrica y
que fuesen incorporados a las nuevas carpetas. Aquella primera edición
constaba de unas 750.000 copias. Después de destruir numerosas
cubiertas, a un empleado de Capitol se le ocurrió que se podía ahorrar
dinero pegando la nueva portada sobre la vieja.
La foto del baúl, conocida como “trunk cover” (“la portada del baúl”) y
que Whitaker había hecho de prisa y sin ningún interés, fue entonces
recuperada y pegada por encima; mientras, la fábrica también iba
preparando nuevas carpetas. Por lo tanto, cuando el disco llegó a las
tiendas había una única portada en dos tipos de carpetas: la reutilizada
y la nueva.
Buena parte de los seguidores de The Beatles, al enterarse de aquella
historia, intentaron despegar sin éxito la cubierta de sus discos para
poder ver la portada ofensiva, pero por lo general terminaron
destruyendo su cubierta. Desde entonces, tanto la primera como la
segunda versión han venido cotizando al alza en el mercado de
coleccionismo. Incluso hubo una versión estéreo de ambos lanzamientos,
más rara aún que la mono, y que se valora todavía más.
En 1987, el hijo del antiguo Presidente de Capitol Records, Peter
Livingston, puso a la venta 24 copias (5 en estéreo, 19 en mono) de la
primera edición, pertenecientes a la colección privada de su padre que
este había sacado del almacén antes de que fueran destruidas. Estos
discos se pudieron comprar por primera vez en una convención de The
Beatles en el Hotel Marriott de Los Ángeles, el fin de semana de Acción
de Gracias de 1987. Hoy en día son las piezas más codiciadas, con
valores que pueden superar los 30.000 euros.
Por su parte, Robert Whitaker siguió trabajando con el grupo en su
última gira mundial de 1966 y tomó también las imágenes utilizadas para
la portada del álbum “Revolver”. Sus fotografías con The Beatles
aparecieron compiladas en varios libros, como “The unseen Beatles” (The
Beatles inéditos), “The Beatles in Japan” (The Beatles en Japón) o
“Eight days a week” (Ocho días a la semana).
“Yesterday and today”, debido a la controversia suscitada por la
portada y a la Operación Retirada, fue el único disco de The Beatles que
hizo perder dinero a la compañía Capitol. El fotógrafo siempre lo tuvo
claro: “Por supuesto que la gente no lo pilló. ¿Cómo podrían hacerlo? No
era más que una pequeña pieza de un gran puzle, pero yo estoy muy
orgulloso de la foto. Todavía causa polémica. Usar una cámara es como
crear con un cincel o un pincel. Son solo ideas y, francamente, se puede
leer en ello cualquier idea que se te ocurra”.
Por suerte, nadie le hizo caso a John Lennon, quien aseguró en su
momento que había tenido otro concepto más interesante, según él, para
aquella carátula. “Mi idea original para la portada era incluso mejor:
decapitar a Paul… aunque él no lo habría aceptado”.
Xavier Valiño
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