martes, 2 de junio de 2015

Enrique al descubierto



Canción a canción, Los Escarabajos van camino de cumplir veintidós años encima de los escenarios. Al frente de ellos, el músico y escritor sevillano Enrique Sánchez, orgulloso valedor del legado de The Beatles. En su reciente visita a Granada tuve la oportunidad de compartir mucha música y un rato con él. Os lo cuento.


Jesús Jiménez: ¿Cómo se te ocurrió la idea de crear Los Escarabajos? 

Enrique Sánchez: Con motivo de la Exposición Universal de Sevilla, en 1992, llegaron a la ciudad todo tipo de grupos musicales. Me llamaron la atención los que tocaban con carácter "residente", un concepto que por entonces prácticamente no existía en nuestro país. Me sorprendió la reacción del público, que disfrutaba como si estuviera ante los artistas de verdad. De hecho, terminé conociendo a los miembros de Down Under, cuya traducción podría ser "allá abajo", una expresión que los australianos utilizan para referirse coloquialmente a su tierra… Pues bien, esta banda de las antípodas recreaba a The Beatles, Queen, Led Zeppelin... Y era increíble el comportamiento de la audiencia.

Al año siguiente se reeditaron mundialmente en CD, un formato todavía novedoso en aquella época, los álbumes "rojo" y "azul". Era la primera vez que la compañía EMI promocionaba a The Beatles en vallas publicitarias a nivel nacional. Algo así como el resurgimiento de la beatlemanía.

Un amigo, el gran profesional de la radio Toño Martín, me lo insinuó: "Enrique, tú que amas a The Beatles, que eres músico además de coleccionista y estudioso, ¿por qué no unes todo eso y haces algo con ello?" El 28 de octubre se cumplirán veintidós años de la fundación de Los Escarabajos. Justo un día después de que Paul McCartney diera sus conciertos en Barcelona con The New World Tour, tocando en el Palau Sant Jordi en 1993. De vuelta a Sevilla, tras presenciar al ex beatle en directo, mis compañeros y yo nos bajamos del autobús y nos pusimos a ensayar.

Lo abordamos como un proyecto global, con rutina profesional y como cuarteto, sin teclados. El grupo nació así y recuerdo que nuestros repertorios primitivos incluían temas de muy distintas etapas de The Beatles, si bien nuestra idea era hacer lo que hacemos ahora, interpretar su catálogo completo, álbum por álbum.

J.J.: ¿Cómo empezaste a escuchar The Beatles?

Enrique: Sucedió en el verano de 1971, sin ser yo consciente de que la banda que iba a marcar mi vida hacía muy poco que se había separado. Me encantaba la música en inglés, que empezaba a descubrir a través de artistas anglosajones o no, como Tony Ronald o los Pop-Tops, cuyo vocalista, Phil Trim, había liderado la Trinidad Steel Band, uno de los grupos teloneros de The Beatles en España en 1965.

Siendo un niño de once años, me dijo un día mi madre: "Si tanto te atraen los conjuntos británicos, ¿por qué no escuchas a The Beatles?" Y como vivíamos en un pueblo cercano a la capital, añadió: "La próxima vez que vayamos a Sevilla te regalo un disco suyo". Así fue, no se me olvidará nunca, me compró un EP de cuatro canciones, intermedio entre A Hard Day's Night y Beatles For Sale, con la portada de este último LP, que contiene "I Feel Fine", "Any Time At All", "She's A Woman" y "When I Get Home". Ésa es la historia.

J.J.: ¿Cuál es tu canción favorita de The Beatles?

Enrique: Siempre cito la misma, "Strawberry Fields Forever". Me apasiona. Tiene tantas anécdotas detrás… Y no me extraña que se haya convertido en uno de los iconos de la música. En definitiva, marca la transición de The Beatles a la perfección, porque desde ese momento se combina el concepto de grupo de rock con la orquesta clásica. Digamos que jamás se habían mezclado con anterioridad ni tan íntimamente esa clase de arreglos de guitarra eléctrica con cuerdas y vientos…

Por otra parte, se trata de una posproducción maravillosa… George Martin coge distintos trozos de las tomas, acelera uno, ralentiza otro para que encajen y coincidan en el tono… una labor de edición importante. Y, aunque John Lennon afirmase que "nothing is real", se inspira en un lugar físico de Liverpool, donde Los Escarabajos la tocamos en 2005 y se la dedicamos a Julia Lennon, hermanastra del autor y presente en la actuación.


J.J.: ¿Cuál es tu beatle favorito?

Enrique: Lo fácil sería decir que George Harrison. Y en muchos sentidos lo es. Me he identificado siempre con la guitarra solista, y como persona comparto con él algunas de sus inquietudes. Pero, artísticamente, no puedo ignorar a John Lennon y Paul McCartney, cada uno en su ámbito… ni a Ringo Starr, que hace que la suma de las cuatro partes supere su resultado numérico. Hubo una química muy especial entre ellos.


Si tengo que elegir, me quedaría con George, pero alabo a John por componer esos himnos intemporales, a Paul por su carrera tan prolífica y a Ringo por la vitalidad que derrocha, pues es el mayor y ahí lo tienes, tocando la batería y de gira contínua. Y acaba de sacar el álbum Postcards From Paradise.


J.J.: ¿Y has llegado a conocer a alguno?

Enrique: Jamás me lo he propuesto. He estado muy cerca de ellos, pero respetando esa distancia que debe existir entre el artista y el fan. He organizado viajes a conciertos de Paul McCartney, he trabajado con las productoras que le han traído aquí… Pero he preferido salvaguardar su figura, no molestar, si quiere entenderse así.

Siempre me ha interesado más el tratar con sus familiares y personajes de su círculo inmediato. Y me aferro a la imagen artística que ya tengo de cada uno de ellos. Por ejemplo, cuando mi hijo asistió por primera vez a una actuación de Paul, en 2003, me dijo muy extrañado: "Está viejísimo". Yo le contesté: "Es su auténtica edad. Tú estás acostumbrado a verlo en fotos de The Beatles".

Así son para mí, eternamente jóvenes, asociados a la época que les tocó vivir y a su fonografía… Como hoy, en el concierto de Abbey Road, que retrocedemos a 1969. Yo tenía nueve años entonces. Desde ese punto de vista, nunca he querido cruzarme en la vida actual de un beatle.

Pero he conocido a Charlie Lennon, hermano de Alfred y tío paterno de John… a Julia, con la que he participado en algunos eventos… a Cynthia, recién fallecida… he colaborado indirectamente con Yoko Ono… Compartí un tren con Mike McCartney, hermano de Paul, y he conversado en ocasiones con los músicos de éste… También con artistas próximos a George, como Billy Preston… Llegué a hablar con el padrastro de Ringo Starr… Mantuve cierta amistad con Pete Best…

Fue sobre todo en las décadas de los ochenta y los noventa en la capital del Mersey, porque yo he ido allí de cualquier manera imaginable… Tanto personal como profesionalmente, con Los Escarabajos, representando durante ocho años seguidos a nuestro país en la International Beatle Week. Y hasta he trabajado con el mejor clon lennoniano, a mi juicio, el australiano Marcus Cahill. Con él montamos el disco Imagine y lo tocamos en Derby Square, la plaza anexa al Ayuntamiento de Liverpool, clausurando el Mathew Street Festival frente a decenas de miles de espectadores.

En estos viajes he tenido la oportunidad de conocer a gran cantidad de gente perteneciente al universo de The Beatles, y a muchos anónimos, que te cuentan vivencias, te abren sus casas, te enseñan fotos de cuando los cuatro eran pequeños. Una cosa que me impresionó mucho fue entablar relación con Rod Davis, responsable del banjo en The Quarrymen y amigo del colegio de John.

En 2005 fui a La Coruña para inaugurar la estatua del ex beatle con Julia Lennon, a la que regalamos un vídeo conmemorativo que Los Escarabajos habíamos hecho de "Stand By Me". Durante la cena, le pedí a Davis: "Rod, ahora que estamos juntos te voy a preguntar por algo que nunca aparece con detalle en las biografías y que quiero saber. Intenta, por favor, describirme el momento en que The Quarrymen actuábais en la verbena del bario de Woolton, con John Lennon cambiándole la letra a 'Come Go With Me' con aquello de 'down to the penitenciary'"…

Fue increíble cómo Rod Davis me relató aquel día, el famoso 6 de julio de 1957, cuando se conocieron John y Paul, describiéndomelo con pelos y señales… cómo se oía, la imagen que daba Lennon y lo borracho que estaba más tarde. ¡Quién me iba a decir a mí que yo terminaría tocando con Rod aquél éxito de The Del-Vikings en la fiesta posterior!

J.J.: ¿Cuál fue el primer instrumento que tocaste?

Enrique: El piano, pues en mi casa había uno muy particular. Era de mi abuela y todo el mundo aprendió a "aporrearlo", incluso los gatos… Por la noche, si nos lo habíamos dejado abierto, sonaban notas al pasearse los felinos por el teclado. Tras sucumbir a The Beatles, al año siguiente le pedí a mi madre una guitarra. Por aquel entonces había leído un reportaje sobre la venida del cuarteto a España en una revista, que estaba impresa en un papel tan saturado que la guitarra de John Lennon en vez de sunburst parecía roja y negra, de modo que yo creía que la acústica de John Lennon era así, y mi madre buscó una de esos colores y me la regaló por Reyes. Ésa fue la primera.


J.J.: ¿Has compuesto alguna canción?

Enrique: A Los Escarabajos les precedió un grupo "creativo" llamado Sexto Sentido, cuyas canciones eran composiciones mías en su mayoría. En 1997, dentro ya del proyecto tributo, se publicó By The Beetles, álbum que contenía algunos originales aportados por otros compañeros. Grabamos así mismo una banda sonora para la película Pobre juventud de 2006, donde el tema de los créditos lo firmaba yo, y una de las asignaturas pendientes que tengo es hacer un disco propio con Los Escarabajos, que cuenta con el título de Life After Beat. Yo escribo normalmente en inglés y no puedo ocultar el influjo de The Beatles.

J.J: Además de The Beatles, ¿qué otros grupos te gustan?

Enrique: Me considero admirador de Queen en su primera época. Yo me quedé en la gira A Kind Of Magic, que pasó por aquí, y vi al grupo en Marbella, con Freddie Mercury vivo, en 1986. También soy fan de The Police, en cuyo concierto madrileño de Synchronicity Tour estuve en 1983, y de Supertramp. Además, por supuesto, de The Beatles en solitario, pues he seguido la carrera de todos ellos hasta el día de hoy.

J.J: De toda la historia de Los Escarabajos, ¿cuál es el momento del que te sientes más orgulloso?

Enrique: Es una pregunta difícil porque hay muchos momentos, pero quizá sea nuestro debut en el Reino Unido, en The Cavern Club liverpuliano, en 2003. Sabiendo lo que simboliza aquel recinto, y yo allí en mi papel del humilde músico sevillano que llega, se sube al escenario y se cuelga la guitarra eléctrica para interpretar a The Beatles… Percibir que encandilábamos a los propios vecinos de la ciudad natal del cuarteto fue algo asombroso de lo que no dábamos crédito.

La anécdota es que, finalizada la actuación, se nos acercó un reportero de una cadena de televisión alemana, Deutsche Welle, y preguntó, no sin bromear con el folclore: "¿Cómo unos españoles como vosotros, que tendríais que estar bailando flamenco, venís aquí y lográis que al cerrar los ojos se escuche a The Beatles?" Y dije: "Pues no sé, debe de ser una cuestión de sentimiento". Ese instante es lo más, el escalofrío que te invade al subir al escenario de la Caverna… conquistar al público, llevar a la audiencia a tu terreno.

J.J.: Y ya para terminar, hace unos días se cumplían cuarenta y cinco años desde que se anunciara la ruptura de The Beatles ¿qué crees que habría pasado si nunca se hubieran llegado a separar?

Enrique: Es muy difícil saberlo. Cuando me preguntan eso pienso automáticamente en The Rolling Stones, en esa especie de dualidad absurda forjada entre una banda y otra, y me pregunto si hubieran sido posibles unos beatles perdurando como aquéllos, lanzando álbumes y haciendo giras a pesar de las diferencias de que hablaba Paul McCartney en 1970.

Me cuesta mucho trabajo imaginármelo. El mito de The Beatles probablemente no existiría tal y como lo asumimos hoy. Soñé con unos beatles juntos a mediados de los setenta, lo que casi ocurrió en 1973 cuando John, Paul y George colaboraron en el álbum de Ringo homónimo. En ese momento me ilusioné con un nuevo LP del cuarteto a efectos de reconciliación. Pero ya después, sin John Lennon entre nosotros, sólo tiene sentido algo como lo que ha supuesto Anthology… 

Jesús Jiménez

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