El hijo del legendario Paul, que en noviembre llegará al país para tocar en el Personal Fest, habla de su relación con su padre, de sus influencias y de cómo la muerte de su madre, Linda, postergó su acercamiento a la música.
La primera vez que el mundo escuchó el nombre de James McCartney fue en abril de 2012, cuando al hijo de Paul se le ocurrió decirle a un periodista de la BBC que estaba planeando formar una nueva versión de Los Beatles junto a Sean Lennon, el hijo menor de John; Dhani Harrison, el hijo de George; y Jason Starkey, el segundo hijo de Ringo Starr. “Yo estaría feliz de hacerlo. Sean parecía estar de acuerdo y Dhani también. Quizá Jason querría. Ya fue propuesto, y ojalá se concrete. No sé, habrá que esperar y ver. Con la ayuda de Dios y la Naturaleza, se dará”. Esas declaraciones resonaron por todas partes. A los 34 años, James estaba en las vísperas de salir de gira por Inglaterra y la promoción no le venía nada mal. Pero ese proyecto, si alguna vez existió, quedó en la nada. Ahora que tiene un disco (Me) en la calle y está por venir a tocarlo en el Personal Fest, el pequeño McCartney prefiere no recordar ese episodio: “No sé en qué estaba pensando cuando me preguntaron eso... Quizás no estaba siendo tan serio. Seguró que no medí las consecuencias de mi respuesta”, dice por teléfono desde Londres.
¿Qué vínculo tenés con Dhani, Sean y Jason?
Somos buenos amigos. No nos vemos muy seguido, pero nos juntamos cada tanto.
James es lacónico. Quizá sea porque no está muy acostumbrado a dar entrevistas: en una de las pocas que dio, un año después del bluf de la BBC, le confesó al diario británico The Daily Mail que temía que sus palabras le molestaran a su padre. Es inevitable pensar que aquello de boy, you’ve gotta carry that weight (“muchacho, vas a tener que cargar ese peso”) de Abbey Road fue proféticamente escrito por Lennon-McCartney pensando en los hijos músicos de Los Beatles. “No sé, la verdad es que no sé de qué va esa canción”, es lo único que dice James al respecto, sin una pizca de sentido del humor. ¿No es pesado ser hijo de un beatle y dedicarse a la música? “Sí y no. De alguna manera es un desafío, y a veces puede ser complicado. Pero en general es un privilegio”.
Dice que siempre quiso dedicarse a la música. Una leyenda made in Wikipedia cuenta que decidió aprender a tocar la guitarra al ver a Michael Fox en Volver al futuro, pero él la relativiza: “No creo que haya sido así. Por ahí un poco, pero no realmente: fue más porque había muchos instrumentos en la casa. Papá siempre estaba tocando, y cuando tuve mi primera guitarra la amé. Siempre amé la música”. Esa guitarra, una Fender Stratocaster que había pertenecido a Carl Perkins -el autor de Blue Suede Shoes-, fue un regalo de Sir Paul a su hijo de nueve años. El padre también le develó algunos secretos del instrumento: “Mi papá me enseñó lo básico, pero soy autodidacta. Nunca estudié formalmente”. James dice que tuvo una infancia “muy feliz, en el campo”, con “una crianza normal”, y que con los años se acostumbró a que la gente lo tratara con deferencia por llevar semejante apellido.
Entre sus primeros trabajos musicales se cuenta su participación como guitarrista en un par de canciones de dos discos de Paul, Flaming Pie (1997) y Driving Rain (2001); en este último también figura como coautor de Spinning On An Axis y Back In The Sunshine Again. Pero James tardó mucho en lanzarse solo. El atribuye la traba a la muerte de su madre, Linda (en 1998, de cáncer de mama). “Mi mamá murió cuando yo tenía 20 años, y estuve llorándola mucho tiempo. De otra manera, hubiera llegado antes a la música. En esa época me metí mucho en el grunge, Nirvana y ese tipo de material, y decidí tomarme un tiempo fuera de la música antes de trabajar en mis canciones”.
En esos años trató de ahogar sus penas en drogas y alcohol, al punto de tener que hacer un tratamiento para cortar esas adicciones. Fue una época en la que estuvo alejado de Paul. Pero en 2007, cuando el beatle se hizo una angioplastía, padre e hijo se acercaron. Un año más tarde, con la colaboración de Paul y del productor David Kahne -trabajó con The Strokes, Tony Bennett y Regina Spektor, entre otros-, James editó -digitalmente- su primer EP, Available Light, y salió a tocarlo por Estados Unidos y Gran Bretaña. Actuó bajo el seudónimo Light (Luz), producto del interés místico que se le despertó cuando intentaba despegarse de las drogas. El EP contenía cuatro canciones propias y un cover de Neil Young, Old Man, que incluye frases como Viejo, mirá mi vida, soy muy parecido a como eras vos . Un festín para psicoanalistas.
Pero James, que también tuvo que luchar con la sombra de sus exitosas hermanas (Stella, diseñadora de moda, y Mary, fotógrafa) dice que no pensó demasiado en las comparaciones. “Un poco sí, pero no mucho. No era algo que estuviera en mi cabeza. Lo que más tenía en mente es que amo la música y quiero continuar haciendo lo que amo”. En 2011 editó -también digitalmente- Close At Hand, su segundo EP, y el año pasado llegó su disco debut, Me. Describe a su música como “un poco más pesada que el rock and roll clásico” y, además de Los Beatles y Nirvana, cita como influencias a The Cure, PJ Harvey y Radiohead. “Tengo un padre que, además de un gran padre, es un gran maestro, un genio musical. El me influyó, por supuesto. Pero trato de ser único”.
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