Hoy no escribiré sobre John, Paul, George y Ringo[1],
sino sobre Stuart y Pete, quienes hicieron parte del grupo más célebre
de la música moderna, cuyas melodías seguirán saliendo de los diversos
reproductores de sonido que se inventen hasta el fin de la humanidad, al
lado de Beethoven, Mozart, Bach y la galería de grandes clásicos, eso
está garantizado.
Por estos días se ha escrito mucho sobre el cincuentenario de la llegada de The Beatles
a Estados Unidos, lo cual efectivamente los promovió a estrellas
mundiales y no sólo a un fenómeno de las islas británicas. Eran cuatro
jóvenes que han pasado a la historia, dos de los cuales sobreviven y uno
de ellos, sigue maravillando con su genio creativo, dando conciertos y
lanzando discos de diversos géneros, incluso de jazz y música clásica,
hablo de Sir Paul McCartney.
Sin embargo, unos meses antes del
destacado suceso, el grupo no era un cuarteto, eran cinco escarabajos
(por la deformación de la palabra beetle en inglés). Como me
gustan las historias de los olvidados, vale la pena recordar los otros
dos nombres. Se trata de Stuart Sutcliffe quien tocaba el bajo y Pete
Best, primer batería antes que llegara Ringo Starr.
Luego de varios grupos escolares,
liderados por John Lennon, en 1960 se definió la banda definitiva con la
incorporación de Stuart Sutcliffe, quien pasará a la historia por ser
quien definió el nombre de la agrupación, al sugerir efectivamente el The Beetles (los escarabajos), que luego se modificó para jugar con el concepto beat
(ligado al movimiento cultural y al ritmo musical). Cuando ganaron su
primer contrato fuera del Reino Unido en la ciudad alemana de Hamburgo,
contrataron a Pete Best como baterista.
Sutcliffe abandonó el grupo en 1961 por
su deseo de terminar estudios en una escuela de arte alemana y tuvo un
final trágico un año después, pues murió por una hemorragia cerebral,
producto de un coágulo que se le habría formado como consecuencia de una
pelea que protagonizó en Hamburgo, cuando hacía parte del grupo. Su
muerte se produjo días previos al lanzamiento del primer disco de la
banda de la cual hizo parte. Sin embargo, su fugaz presencia fue
fundamental, pues ayudó a definir el nombre del grupo e incluso la
apariencia original del mismo, con el corte de cabello característico y
los trajes que lucían en su primera etapa. Stuart era un polifacético
artista visual, aparte de poeta en ciernes.
Por su parte Pete Best, tuvo una historia
singular, la versión oficial dice que su forma de tocar el instrumento
no convenció a quienes manejaban al grupo, Brian Epstein y George
Martin, quienes lo habrían despedido además por su rebeldía, pues no
acataba las instrucciones. La leyenda afirma que su desgracia fue ser el
más guapo del grupo, a quien le pedían más autógrafos las admiradoras
al terminar los conciertos. Al parecer los genios creativos envidiaron
la buena figura del batería, consiguiendo a uno no tan agraciado en su
físico pero más gracioso en su forma de ser y menos conflictivo.
Indudablemente ha sido la tragedia
personal de Pete Best, quien durante su vida ha estado a la sombra del
famoso cuarteto, intentando vivir de las migajas de haber sido parte del
grupo, incluso dando conciertos en bandas imitación de The Beatles. Su desgracia llegó al punto que no fue quien grabó “Love Me Do”,
pues para la sesión de estudio fue contratado el baterista Andy White,
quien de esa forma se convirtió en un Beatle de ocasión como sería
posteriormente el pianista afroamericano Billy Preston, quien con Tony
Sheridan, otro músico británico, aparecen acreditados en grabaciones del
grupo.
Pete Best quien luego de la despedida del
grupo, se retiró de la música para ensayar otros trabajos, sigue
sobreviviendo del pasado. Pero el caso de Stuart Sutcliffe aunque
trágico igualmente, resulta la fotografía del joven artista maldito, un
genio temprano y desparecido que destacaba más en la pintura que en la
música. Para los curiosos, hay una página oficial con su nombre, en
donde se promueven sus cuadros de juventud
(http://www.stuartsutcliffeart.com/). Una hermana del artista está
divulgando el trabajo pictórico del joven que por méritos propios
representa el despertar de una década como la de los sesenta, cuyos ecos
siguen moviendo el piso del presente y seguro del futuro.
Al final, queda la impresión que si somos
justos The Beatles originalmente fue el quinteto de Liverpool: John,
Paul, George, Stuart, Pete y luego llegaría un sexto muchacho apodado
Ringo. Que sea un motivo para recordar a los olvidados.
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