Elena Blanco preside la Junta de Hostelería desde 2009, pero antes fue fisioterapeuta, hasta que se sumó al negocio familiar
Una mujer joven que siempre ha demostrado facultades para ser líder y triunfar en cada actividad que se propone. Trabajadora incansable y con iniciativas empresariales y personales, Elena Blanco Macías (Oviedo, 1978) irradia positivismo y es de trato exquisito. Nunca la falta muestra una sonrisa agradable. Reconoce que su facilidad para ser líder la demostró desde niña "cuando ya era delegada de clase" y asegura que "es necesario tener mano izquierda, empatía, cierta diplomacia y paciencia. Se me da bien motivar a la gente y soy impaciente conmigo misma".
Es presidenta de la Junta Local de Hostelería de Llanera desde 2009, pero comenzó a estudiar y a trabajar en el ámbito sanitario. Es técnico especialista en anatomía patológica y trabajó durante 8 años en una clínica como fisioterapeuta en Oviedo. De aquella etapa recuerda buenos momentos y como anécdota destaca que la llamaron para que diera un masaje al mismísimo Paul McCartney cuando en 2004 dio un concierto en el estadio Molinón de Gijón. "Estaba hospedado en El Reconquista y me llamaron para darle un masaje antes y después del concierto", señala Blanco, que muestra un recorte de LA NUEVA ESPAÑA donde salió la anécdota entonces. "Fue un auténtico caballero y demostró un trato educado, correcto. En fin que fue un auténtico gentelman".
Además de terapeuta trabajó como responsable de calidad en una clínica de fisioterapeuta desde 1999 y hasta 2007. "En ese año hay un punto de inflexión en mi vida porque dejo de trabajar en este mundo y me meto de lleno en la empresa familiar", comenta. Su familia había abierto la cafetería Blanco, en Lugo de Llanera, en el año 1981, y en 1999, la sidrería del mismo nombre junto al primer negocio.
"La empresa donde trabajaba como terapeuta cerraba y tome la decisión de pasar una página laboral en mi vida para comenzar otra bien distinta", recuerda Elena quien reconoce que "también me picaba el gusanillo de volver a los estudios. En menos de una semana dejé la clínica y me matriculé en la Universidad", destaca.
Entonces, compaginó la hostelería con los estudios de Turismo. Primero se diplomó en la Facultad de Comercio, Turismo y Ciencias Sociales con la máxima calificación y consiguió el premio fin de carrera. Después realizó el Grado de Turismo, también con sobresaliente.
"En la empresa familiar no soy la jefa, sino la responsable de la administración y colaboro en la gestión con mis padres, además de hacer un poco de comodín a modo de camarera en todos los sitios", afirma. Además, hace mes y medio abrió un establecimiento es la misma calle donde tienen la cafetería y sidrería con el nombre de GastroBlanco.
Aunque asentada en Llanera, reconoce que el año pasado, coincidiendo con las Olimpiadas de Londres, tuvo tentaciones: "Dudé en marcharme a la capital británica, pero decidí quedarme y echar un cable a la familia". Ante la crisis, la idea que mantiene Elena Blanco es "diversificar y adaptarse a los tiempos". Asegura que Lugo "tiene cierto dinamismo" y que la gente se mueve, aunque para disfrutar de la hostelería de la localidad también acude gente de otros sitios. "Ante la crisis hay que intentar adaptarse, además de trabajar más tiempo y siempre convencida de que esto es algo coyuntural", resume la hostelera quien añade: "De todo lo malo, siempre se saca algo bueno. La crisis te hace esforzarte".
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