El 22 de marzo de 1963, los Beatles lanzaban su disco debut registrado en un día épico de grabaciones; hace cinco décadas, dejaban de ser una banda de bares para marcar para siempre la historia del rock; encontrá su historia y la de todos los discos en la edición especial de RS dedicada a los Fab Four.
Antes de la beatlemania y The Ed Sullivan Show; antes de conocer a la reina Isabel y fumar porro con Bob Dylan; antes de dejarse esos bigotes colgantes, tomar ácido, descubrir el sitar e ir en peregrinación al retiro del Maharishi Mahesh Yogi en los Himalaya; antes de que John conociera a Yoko; antes de que la morsa fuera Paul; antes de que tomaran por asalto la música popular y, eh, transformaran la cultura occidental; antes de todo eso, a las diez de la mañana del 11 de febrero de 1963, los Beatles no eran más que la mejor de las banditas de rock & roll del mundo que estaba en ese momento en los estudios Abbey Road de Londres para grabar su primer disco.
Doce horas después, lo habían terminado. * De todas las cosas sorprendentes de Please Please Me -y hay muchas- la más impresionante tal vez sea la furiosa celeridad con que se grabó. Hoy, una banda puede tardar doce horas en encontrar el sonido del bombo. Pero en un solo largo día, con un presupuesto de apenas £400, los Beatles grabaron diez de las canciones del disco, incluyendo algunos de sus primeros temas inolvidables, como "I Saw Her Standing There", "There's A Place", "Do You Want to Know A Secret" y "Baby It's You". El día terminó a eso de las 22:45, con John Lennon en cueros, desgañitándose hasta quedarse ronco, en las dos tomas de "Twist and Shout".
"Fue increíblemente barato, sin pérdidas de tiempo. Hicimos un enorme esfuerzo", recordaría luego Paul McCartney. "Al final del día, teníamos un disco."
Los Beatles llegaron al estudio con dos singles ya grabados. En octubre de 1962, editaron "Love Me Do", un tema blusero que McCartney había compuesto una vez que se había rateado de la escuela a los 16 años. A "Love Me Do" lo acompañó otra canción original de Lennon-McCartney, "P.S. I Love You", que daba más pruebas del precoz talento del dúo para componer canciones, así como de la revolucionaria extrañeza de sus composiciones: mezcla de rock & roll áspero con estructuras tradicionales, con raras y hermosas armonías de voz y progresiones de acordes inesperadas.
"Love Me Do" llegó al puesto 17 de los rankings del Reino Unido y, el 11 de enero de 1963, lo siguió otro single, el enfático rock "Please Please Me". Una semana después, el 19 de enero, los Beatles tocaron "Please Please Me" en Thank Your Lucky Stars, un programa de TV que difundía bandas de pop en todo el país. Fue el invierno más duro en años, y un enorme público de británicos atrapados por la nieve asistieron desde sus casas a un espectáculo cautivante: cuatro chicos de Liverpool con cortes de pelo raros, que tocaban con furia una canción muy pegadiza cuya letra parecía sospechosamente una súplica de contraprestación orgásmica.
Esa actuación les bastó a los Beatles para convertirse en la banda del momento de la música británica. Poco después, su sello, Parlophone, les encargó un disco entero. En aquella época, los long play solían tener 14 temas. Así que los Beatles llegaron a Abbey Road esa mañana de invierno sabiendo que tenían que grabar diez canciones más. Era una tarea para la que estaban particularmente bien preparados. Habían perfeccionado su arte y se habían hecho un nombre en vivo, ganándose la reputación de ser un volcán en sus shows. En Hamburgo, Alemania, y en The Cavern Club de su ciudad natal, Liverpool, los Beatles se habían hecho conocidos por la intensidad de sus actuaciones en vivo, así como por su aguante: hacían recitales maratónicos, impulsados por un atolondrado amor de colegiales por el rock & roll, así como por estimulantes de venta libre. El 11 de febrero en Abbey Road, el productor de los Beatles, George Martin, buscó plasmar la energía en vivo de la banda, transformar un estudio serio, conocido anteriormente por las grabaciones que allí se habían celebrado de la Orquesta Sinfónica de Londres y de Peter Sellers, en un anexo del sudoroso y sepulcral Cavern Club. "Fue una simple grabación del repertorio en vivo [de los Beatles]: casi como una transmisión", recordó Martin. "Yo había estado en The Cavern Club y había visto de lo que eran capaces. Les dije: «Grabemos todas las canciones que tienen»."
Las canciones trazaban un amplio espectro. Había covers de grupos de chicas ("Boys" y "Baby It's You", ambas de las Shirelles), canciones R&B (la tormentosa "Anna [Go to Him]" de Arthur Alexander) y temas de musicales ("A Taste of Honey"). Había explosiones ("Twist and Shout") y baladas ("Do You Want to Know A Secret"). Había cosas inclasificables, como "There's A Place", una balada mid-tempo desusadamente introspectiva, con una melodía que descendía apoyándose en lustrosos acordes de séptima menor. Pronto, a canciones así las empezarían a llamar "beatlescas".
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