Como todo el mundo sabe, en 1962 los Beatles llegan “a Abbey Road dispuestos a comerse el mundo”, pero un productor llamado George Martin les obliga a grabar un tema ajeno. Y John Lennon “decide que la pieza es basura y se marcha dando un portazo rumbo al pub. Para su eterna ira, el resto del grupo decide tragar y se queda: los Beatles inician su ascenso al estrellato sin John”.
En 1991, “John Lennon sobrevive como realquilado en un barrio modesto de Birmingham. Su casera es una prostituta que le tiene ley: disculpa sus retrasos en pagar la renta pero le insiste para que acepte cualquier trabajo que le ofrezcan en la oficina del desempleo”. Este es el argumento de la novela “Snodgrass”, de Ian R. MacLeod, “que ahora el periodista David Quantick ha convertido en drama televisivo”, y a la que Diego A. Manrique dedica un artículo en “El País”.
Tras dejar los Beatles, Lennon no logró que su carrera en solitario prosperase y sin su acidez“los Beatles de MacLeod triunfan pero no arrollan, no se transforman en un fenómeno cultural; han quedado eclipsados por unos Rolling Stones que apenas conocieron los vicios peligrosos. Su repertorio incluye temas que ahora conocemos como parte de la obra de Wings o de McCartney en solitario. En vez de ‘A day in the life’, graban ‘Jet’. No existe ‘Revolution’, sí ‘No more lonely nights’”.
En 1991, Lennon “detesta aún más comprobar en lo que se han convertido sus antiguos colega… Sobre todo, ya no rockean. Al menos, como lo hacían en el Indra, en Hamburgo, o en The Cavern. Y Stu Sutcliffe sigue fallando en sus partes”.
“Un viaje a un universo paralelo donde John nunca conoció a Yoko y su acerado cinismo impidió algo tan baboso como ‘Imagine’. Mira, en eso último sí que hubiéramos ganado”, concluye Manrique.
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