Los Rolling Stones, en cambio, provocaban una reacción distinta. “Pálidos y desaliñados se negaban a llevar uniformes en el escenario y las buenas maneras no eran su fuerte”, describe McMillian. Y esa supuesta rivalidad -que como se devela en el texto no siempre fue tal– incluso integrantes de los Beatles ayudaron al despegue de sus contrincantes-, fue incentivada por los medios y las empresas discográficas, empeñadas en mostrar la confrontación como una estrategia de marketing, decisiva a la hora de contabilizar ganancias. Esa idea contrastante, plasmada por el escritor y periodista Tom Wolfe con “Los Beatles quieren darte la mano, y los Stones quieren destrozar la ciudad”, sobrevuela todo el itinerario artístico de las dos bandas que esos años lideraron la escena musical.
Sin ahorrar detalles, el autor ahonda en el recorrido de las dos y como paradójicamente los prolijos Beatles, nacidos en la sucia e industrial Liverpool, se convirtieron en jóvenes modositos que cautivaron hasta la reina Isabel, mientras que los Stones, en principio muy atildados, atravesaron el camino al revés para erigirse en un sello revulsivo, diabólico y fascinante.
Cuando surgieron los Stones, en abril de 1962, la banda estaba conformada por Brian Jones, Mick Jagger, Keith Richards, Ian Stewart, Bill Wyman y Charlie Watts. El libro deja ver el peso que los Beatles y los Stones tuvieron en la cultura de aquellos años, y contiene también como se apagó su esplendor aunque a diferencia de sus contrincantes y otros grupos “Los Beatles se retiraron cuando todavía estaban muy cerca de su mejor forma” y así realzaron su legado, sentencia McMillian.
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