Amamos las conspiraciones, porque la certeza de mentes abocadas a engañarnos nos consuela y ayuda a ordenar este caos que es el mundo. "Los Beatles jamás existieron" denuncia un sitio web en estos días. Va a pasar mucho tiempo hasta que alguien descubra una conspiración más original que ésta.
Las personas que sostienen esta teoría dicen haber estudiado todas las fotos de John, Paul, George y Ringo; su estudio detallado los lleva a la conclusión de que las cejas, la dentadura y las orejas de todos ellos van mutando a lo largo de los casi diez años que duró el grupo. La explicación es que se trataría de una serie de imitadores, un ejército de sosias y clones que fue reemplazándose a lo largo de los años. "El trabajo de esta banda (tan prolífica y con tantas obligaciones sociales) jamás podría haber sido hecho por estas cuatro personas solas", argumentan.
De todas las religiones nacidas en el siglo XX, la de los Beatles -estos dioses sensibles, irónicos y amables- tal vez sea una de las más bellas. Pero toda teología produce sus propios ateos.
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