Se estrena la comedia colomboargentina acerca de melómanos
y adultos inmaduros.
Al director argentino Gabriel Nesci le tomó más de dos años negociar los derechos de algunas canciones de los Beatles, Queen y hasta Morrisey para lograr el ambiente adecuado para su debut cinematográfico, que no en vano fue bautizado Días de vinilo.
Este filme, que se estrena este viernes en Colombia, explora las vivencias de cuatro amigos, para quienes el poder de su amistad radica en un gusto común por la música. La historia incluye los enredos típicos de una comedia románica.
Damián, Marcelo, Luciano y Facundo exponen frente a la cámara su rutina como amigos inseparables, sus miedos a la hora de afrontar situaciones como el brutal paso al matrimonio; la necesidad de cerrar ciclos después de una decepción amorosa, los celos y la inseguridad en una relación que no tiene futuro o la evolución traumática de la juventud a la adultez.
Estos elementos son mezclados por Nesci sin complicarse la vida, en una trama cargada de ironía, de referencias musicales y cinematográficas con un toque de ternura. Días de vinilo no es una película de chistes extremos, pero tiene diálogos que disparan carcajadas y un ritmo que no pierde su rumbo.
Los personajes alrededor de quienes gira el filme son un guionista que no ha podido superar el abandono de una famosa crítica de arte; un fanático de los Beatles que dirige una banda tributo y debe lidiar con una sensual colombiana que le complica sus sueños musicales; un locutor radial que pasa por el peor momento de su relación con una cantante, y el empleado de una funeraria que está a punto de casarse.
El director reconoció en varias entrevistas que el filme se gestó a partir de episodios de su propia juventud.
El creador de la serie de televisión gaucha Todos contra Juan también recalcó el protagonismo de la música dentro de la trama.
De ahí que no solo sirve para ambientar las situaciones por las que pasan los protagonistas, sino que se convierte en el motor de referencias y enriquecedor de ciertos diálogos que ofrece esta producción.
Así mismo, se nota la influencia de Alta fidelidad, otra cinta estadounidense famosa por mezclar el amor melómano con los giros emocionales.
“Cuenta con la química de un poderoso póquer de intérpretes (entre ellos, Gastón Pauls) y del contrapunto de cuatro actrices igualmente estupendas. Y pone toda la carne (cómica) en el asador con las impagables apariciones del actor Leonardo Sbaraglia interpretando una versión de sí mismo tan divertida como cretina”, fue el comentario de Álex Montoya, en la revista Fotogramas.
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