En la ciudad portuaria alemana se encuentra el Indra, un bar-antro de la zona roja, que fue el primer sitio, en 1960, donde los FabFour empezaban a escribir su historia.
“Los Beatles le deben todo a Hamburgo”. “Los Beatles dieron el primer paso, el más importante, en Hamburgo”. “Los Beatles maduraron en Hamburgo, nada de Liverpool”. Frases de este tenor y calibre son las que se leen en las mesas y paredes del Indra, ese bar enclavado en el pintoresco y penumbroso barrio Saint Pauli, nada menos que la zona roja de Hamburgo.
El Indra se jacta de haber, de alguna manera, inventado al cuarteto de Liverpool … cuando era quinteto. “No eran nadie y les dimos la primera oportunidad”, dice en alta voz Otto, el veteranísimo encargado del bar, mientras que Heike, una joven camarera, se encarga de la traducción. “En 1960, en esa mesa que no se puede tocar –advierte amenazante-, Lennon y McCartney lideraban. Todavía no estaba Ringo Starr. Stuart Sutcliffe y Pete Best integraban la formación inicial de cinco miembros”.
Son las siete de la tarde en Hamburgo. Todavía no entró nadie a este pub lo más parecido a un antro, pero un antro con onda, que hoy en día tiene una programación musical principalmente de jazz y soul. Al lado, medianera contigua, se encuentra el Kaiser Keller, más refinado, que también albergó a los Beatles cuando gateaban. Y saliendo, sobre la por aquí popular calle Reeperbahn, están las figuras a tamaño natural, y hechas con metal, de los FabFour. Claro, acá hay cinco, pero uno, Sutcliffe –el quinto beatle- abandonó la banda en 1961 (y murió al año siguiente por una hemorragia cerebral), y Best fue reemplazado por Ringo.
El Indra es pintoresco pero no es un bar-museo. Más bien adopta una postura superior, la típica de quien no necesita explotar una imagen para sobrevivir. Una placa bastante deslucida en la puerta, un puñado de garabatos en mesas y paredes, y un personaje septuagenario como Otto alcanzan para dar fe de la relevancia de este pub que se merece el rótulo de mítico y visita obligada si se está en Hamburgo. “Yo escuché los primeros acordes de ‘Love me do’. Acá lo tocaron”. Heike traduce y repite sin saber demasiado de qué se está hablando. La charla es de lo más informal, mientras Otto lustra unas copas y no permite sacar fotos porque prefiere la privacidad del lugar. Como quien no quiere la cosa, hace saber que “el Indra figura en el libro Guinness de los récords como el lugar donde los Beatles tocaron más tiempo: siete horas sin parar”.
Una de las frases turísticas para promover la ciudad portuaria alemana parte de la boca de John Lennon: “Nacimos en Liverpool, pero crecimos y maduramos en Hamburgo”. El tema era saber por qué Hamburgo fue la elegida. La cara de Otto, como menospreciando la pregunta, es elocuente. “Esta ciudad es más libre, más amplia. Acá todavía ellos no eran nadie. Hicieron todas, prostitutas, drogas, dormían en el ático y pedían dinero prestado. Hasta durmieron en el Bambi-Kino (un antiguo cine porno). Eso en Inglaterra no lo podían hacer jamás”.
Saca un cuaderno Otto con estadísticas contundentes: entre 1960 y 1962, los Beatles hicieron 281 shows en Hamburgo, tocando unas 1500 horas. “Cuando se consolidaron, y ya eran cuatro, se fueron”. Y la historia, luego, es más conocida. Se instalaron en Liverpool y en 1963 se transformaron en el grupo más importante del mundo. Pero bien vale esta miscelánea en un subsuelo histórico de la zona roja.
Entonces los Beatles eran cinco, acaban de adoptar su nombre artístico y no eran conocidos”, señala Stefanie Hempel, una joven estudiante cuya admiración por la banda le llevó a crear la primera ruta guiada por la ciudad basada en sus vivencias.
El primer bar hamburgués en el que actuaron fue el ‘Indra’, donde había días en que los cinco músicos tocaban hasta siete horas seguidas, algo que no habían hecho nunca antes y que les obligaba a alargar cada una de las canciones que interpretaban. Este martes, justo 50 años después de su primera actuación en Hamburgo, ‘Bambi-Kino’ una banda formada por integrantes de grupos internacionales y fans declarados de Los Beatles, interpretarán canciones de los históricos del pop en el ‘Indra’, cuyas puertas se han mantenido abiertas durante medio siglo.
Hamburgo supuso una etapa de madurez para unos incipientes Beatles que, a su llegada, tocaban rock and roll internacional y su imagen se basaba en pantalones de cuero y un peinado con flequillo engominado hacia atrás, al estilo Elvis Presley. En la ciudad alemana, los jóvenes británicos entraron en contacto con estudiantes, entre ellos Astrid Kirchherr, una fotógrafa y miembro de la banda ‘Exis’, de quienes ‘The Beatles’ imitarían su ‘Mushroom style’, el mundialmente famoso corte de pelo champiñón.
‘The Beatles’ vivieron en Hamburgo nuevas experiencias, ya que era una ciudad más abierta que Liverpool, con mayores oportunidades para tontear con las drogas y repleta de clubes de “striptease”. Allí, George Harrison “perdió la virginidad delante de sus compañeros”, según escribió el biógrafo oficial, Hunter Davies. Entre 1960 y 1962 regresaron en varias ocasiones a Hamburgo y tocaron, en un total de 281 noches, alrededor de 1.500 horas de música en directo.
El paso por la ciudad portuaria produjo cambios en la banda y en su composición, ya que de cinco pasaron a ser cuatro después de que Stu, conocido como “el quinto Beatle”, muriera en 1962 de una hemorragia cerebral en la urbe alemana. Pero ese no fue el único cambio, ya que el batería inicial, Pete Best, fue sustituido por Ringo Starr, a quien conocieron precisamente en Hamburgo cuando tocaba con otra banda inglesa. Con el cuarteto final conformado y después de haber madurado personal y profesionalmente, ‘The Beatles’ dejarían de actuar en Hamburgo y se instalarían en Liverpool, rumbo a su triunfo musical.
A partir de 1963, una vez alcanzada la fama, la banda nunca volvió a la ciudad alemana, pero sí lo hizo Paul en 1989, cuando regresó para ofrecer un concierto y, de paso, pagar los 80 marcos que debía en el ‘Gretel + Alfons’, un bar del que 30 años atrás se marchó sin pagar.
Las aventuras y desventuras de los primeros años de la banda se han convertido en uno de los atractivos de Hamburgo, donde una plaza con forma de vinilo con unos músicos tallados en metal rinde homenaje al grupo inglés. Estos días, exposiciones en el museo de la ‘Beatelmanía’, guías especializadas y varios conciertos intentarán revivir en las calles de la ciudad la esencia musical y la atmósfera liberal que tanto gustó y atrapó a ‘The Beatles’, 50 años atrás.
El Indra se jacta de haber, de alguna manera, inventado al cuarteto de Liverpool … cuando era quinteto. “No eran nadie y les dimos la primera oportunidad”, dice en alta voz Otto, el veteranísimo encargado del bar, mientras que Heike, una joven camarera, se encarga de la traducción. “En 1960, en esa mesa que no se puede tocar –advierte amenazante-, Lennon y McCartney lideraban. Todavía no estaba Ringo Starr. Stuart Sutcliffe y Pete Best integraban la formación inicial de cinco miembros”.
Son las siete de la tarde en Hamburgo. Todavía no entró nadie a este pub lo más parecido a un antro, pero un antro con onda, que hoy en día tiene una programación musical principalmente de jazz y soul. Al lado, medianera contigua, se encuentra el Kaiser Keller, más refinado, que también albergó a los Beatles cuando gateaban. Y saliendo, sobre la por aquí popular calle Reeperbahn, están las figuras a tamaño natural, y hechas con metal, de los FabFour. Claro, acá hay cinco, pero uno, Sutcliffe –el quinto beatle- abandonó la banda en 1961 (y murió al año siguiente por una hemorragia cerebral), y Best fue reemplazado por Ringo.
El Indra es pintoresco pero no es un bar-museo. Más bien adopta una postura superior, la típica de quien no necesita explotar una imagen para sobrevivir. Una placa bastante deslucida en la puerta, un puñado de garabatos en mesas y paredes, y un personaje septuagenario como Otto alcanzan para dar fe de la relevancia de este pub que se merece el rótulo de mítico y visita obligada si se está en Hamburgo. “Yo escuché los primeros acordes de ‘Love me do’. Acá lo tocaron”. Heike traduce y repite sin saber demasiado de qué se está hablando. La charla es de lo más informal, mientras Otto lustra unas copas y no permite sacar fotos porque prefiere la privacidad del lugar. Como quien no quiere la cosa, hace saber que “el Indra figura en el libro Guinness de los récords como el lugar donde los Beatles tocaron más tiempo: siete horas sin parar”.
Una de las frases turísticas para promover la ciudad portuaria alemana parte de la boca de John Lennon: “Nacimos en Liverpool, pero crecimos y maduramos en Hamburgo”. El tema era saber por qué Hamburgo fue la elegida. La cara de Otto, como menospreciando la pregunta, es elocuente. “Esta ciudad es más libre, más amplia. Acá todavía ellos no eran nadie. Hicieron todas, prostitutas, drogas, dormían en el ático y pedían dinero prestado. Hasta durmieron en el Bambi-Kino (un antiguo cine porno). Eso en Inglaterra no lo podían hacer jamás”.
Saca un cuaderno Otto con estadísticas contundentes: entre 1960 y 1962, los Beatles hicieron 281 shows en Hamburgo, tocando unas 1500 horas. “Cuando se consolidaron, y ya eran cuatro, se fueron”. Y la historia, luego, es más conocida. Se instalaron en Liverpool y en 1963 se transformaron en el grupo más importante del mundo. Pero bien vale esta miscelánea en un subsuelo histórico de la zona roja.
Entonces los Beatles eran cinco, acaban de adoptar su nombre artístico y no eran conocidos”, señala Stefanie Hempel, una joven estudiante cuya admiración por la banda le llevó a crear la primera ruta guiada por la ciudad basada en sus vivencias.
El primer bar hamburgués en el que actuaron fue el ‘Indra’, donde había días en que los cinco músicos tocaban hasta siete horas seguidas, algo que no habían hecho nunca antes y que les obligaba a alargar cada una de las canciones que interpretaban. Este martes, justo 50 años después de su primera actuación en Hamburgo, ‘Bambi-Kino’ una banda formada por integrantes de grupos internacionales y fans declarados de Los Beatles, interpretarán canciones de los históricos del pop en el ‘Indra’, cuyas puertas se han mantenido abiertas durante medio siglo.
Hamburgo supuso una etapa de madurez para unos incipientes Beatles que, a su llegada, tocaban rock and roll internacional y su imagen se basaba en pantalones de cuero y un peinado con flequillo engominado hacia atrás, al estilo Elvis Presley. En la ciudad alemana, los jóvenes británicos entraron en contacto con estudiantes, entre ellos Astrid Kirchherr, una fotógrafa y miembro de la banda ‘Exis’, de quienes ‘The Beatles’ imitarían su ‘Mushroom style’, el mundialmente famoso corte de pelo champiñón.
‘The Beatles’ vivieron en Hamburgo nuevas experiencias, ya que era una ciudad más abierta que Liverpool, con mayores oportunidades para tontear con las drogas y repleta de clubes de “striptease”. Allí, George Harrison “perdió la virginidad delante de sus compañeros”, según escribió el biógrafo oficial, Hunter Davies. Entre 1960 y 1962 regresaron en varias ocasiones a Hamburgo y tocaron, en un total de 281 noches, alrededor de 1.500 horas de música en directo.
El paso por la ciudad portuaria produjo cambios en la banda y en su composición, ya que de cinco pasaron a ser cuatro después de que Stu, conocido como “el quinto Beatle”, muriera en 1962 de una hemorragia cerebral en la urbe alemana. Pero ese no fue el único cambio, ya que el batería inicial, Pete Best, fue sustituido por Ringo Starr, a quien conocieron precisamente en Hamburgo cuando tocaba con otra banda inglesa. Con el cuarteto final conformado y después de haber madurado personal y profesionalmente, ‘The Beatles’ dejarían de actuar en Hamburgo y se instalarían en Liverpool, rumbo a su triunfo musical.
A partir de 1963, una vez alcanzada la fama, la banda nunca volvió a la ciudad alemana, pero sí lo hizo Paul en 1989, cuando regresó para ofrecer un concierto y, de paso, pagar los 80 marcos que debía en el ‘Gretel + Alfons’, un bar del que 30 años atrás se marchó sin pagar.
Las aventuras y desventuras de los primeros años de la banda se han convertido en uno de los atractivos de Hamburgo, donde una plaza con forma de vinilo con unos músicos tallados en metal rinde homenaje al grupo inglés. Estos días, exposiciones en el museo de la ‘Beatelmanía’, guías especializadas y varios conciertos intentarán revivir en las calles de la ciudad la esencia musical y la atmósfera liberal que tanto gustó y atrapó a ‘The Beatles’, 50 años atrás.
Javier Firpo
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