Algo nuevo de Paul McCartney

Paul McCartney estuvo muerto. O así lo creyeron muchos, como recordó Raúl Stolk en Prodavinci. Lo cierto es que cuando en 1970 The Beatles se separaron y todos apostaron al éxito inmediato de McCartney como solista, nada pasó. Bueno, en realidad sí sucedió algo: Paul sacó su primer disco en solitario, McCartney (1970) , que tuvo que competir con Let it Be (1970) y cuyo éxito fue más bien precario. Hasta John Lennon se burló de esos primeros intentos en How Do You Sleep,calificando a las canciones de McCartney como “muzak”, o sea, canciones de hilo musical. Para muchos, el genio musical de McCartney había muerto.

Sin embargo, McCartney logró reinventarse con Wing y sus grandes clásicos, como la canción del agente Bond, Live and Let Die. La magia duraría hasta 1980. Ese año no sólo asesinaron a Lennon, sino que McCartney retomó el camino que diez años había iniciado, con McCartney II (1980), un disco calificado de “experimental”, que es como los críticos llaman a los discos que no entienden o que les desagradan. Nuevamente muchos apostaron por la muerte musical del compositor.

Paul se mantuvo en una especie de paréntesis, hasta Flowers in the Dirt, su álbum de regreso, de 1989. Nuevamente, McCartney logró demostrar que tras una carrera de éxitos todavía podía componer canciones singulares. A partir de allí McCartney logró editar discos memorables (Kisses on the Bottom (2012), con versiones de canciones que Paul escuchaba de niño) así como otros discos considerados “experimentales” (Driving Rain).

Cuando McCartney anunció que editaría un nuevo disco de canciones originales –su primero de ese estilo, desde 2007– con el título New (“Nuevo”), muchos se mostraron escépticos: ¿Cómo puede McCartney, tras más de medio siglo de carrera, ofrecer “algo nuevo”? Y, de nuevo, algunos insistieron que ya McCartney había dado todo lo que podía dar y que era imposible que lograse editar algo nuevo.

Pero lo hizo, en efecto. Aun cuando algún crítico haya mostrado su resentimiento hacia McCartney criticando duramente a New (muchos no le perdonan, todavía, haber “separado” a The Beatles “traicionando” a Lennon), el nuevo disco de Paul es, sin duda, algo nuevo.

No todas las canciones logran el resultado, pero hay algunas piezas que destacan por su original composición que, a la vez, mantiene un eco de grandes clásicos. Temas como New, On my way to work y Queenie eye demuestran que todavía McCartney puede reinventarse sin perder sus raíces. Otra canción destacable es Early Days, una sencilla pieza acústica en la que Paul recuerda sus primeros días junto a John Lennon, cuando debían convencer a las personas que eran buenos músicos.

La extraña combinación de cuatro jóvenes productores (incluyendo a Paul Epworth, productor de21, una de las obras perfectas de Adele, y Giles Martin, hijo del productor de The Beatles), ha dado un resultado impecable y uniforme, pese a que cada pieza parece extraída de un álbum distinto. Y es que Paul ha mostrado su capacidad de adaptarse a artistas más jóvenes para crear piezas eclécticas, como la reciente colaboración de McCartney con quienes fueran miembros de Nirvana:Cut Me Some Slack, del documental Sound City de Dave Grohl.

La promoción del disco incluye el simpático video de Queenie eye, con participación de Meryl Streep, Jude Law, Kate Moss, Johnny Depp, Sean Penn, y  Chris Pine, entre otros. La canción es buena muestra de la combinación del nuevo disco: Paul regresa a sus orígenes, recordando un juego que practicaba de niño, con una pieza que combina, en realidad, dos canciones distintas integradas en una melodía única.

51 años después de Love Me Do, Paul McCartney persiste en el intento de grabar un buen disco, que siempre será el siguiente. Pues si algo refleja el disco, es el optimismo eterno de McCarteney. Como nos canta en New, “podemos hacer lo que queramos/podemos vivir según lo que escogemos/tú ves, no hay garantía/no tenemos nada que perder”. Nada que perder, así que siempre hay que intentar hacer algo nuevo y seguir la marcha hacia aquello que deseamos.

José Ignacio Hernández G.