viernes, 11 de octubre de 2013

Las dos noches mágicas de los Beatles


Este artículo está extraído del libro Tres, Dos o Uno, escrito por Joaquín Luqui entre los años 1992 y 1993. Narra cómo eran los principales ídolos de la música pop: Beatles, Rolling Stones, Michael Jackson, Madonna, U2, Nirvana... Será publicado por Editorial Aguilar a principios de 2014. A continuación, el recuerdo de Luqui:

Solo una vez los Beatles vinieron a actuar en España y no fue en el momento más oportuno.
Aquel verano del 65 supuso lo que resultaba evidente: un respiro, una pausa. Después del arrollador estallido de la beatlemanía en todo el mundo con plataforma sin precedentes en USA desde aquella primera visita en febrero del 64 y la acumulación de varios discos Beatles, al mismo tiempo, en los hits mundiales, tenía que haber un sosegado declinar.
Era imposible estar en todas las semanas con tres o cuatro, o cinco discos arriba.
Tenía que llegar el momento del lógico descanso… y de volver las aguas discográficas a su cauce. O sea, nuevo disco y bombazo super… pero no acumulación. Y eso, que era lógico, muchos lo tomaron como un síntoma de decadencia. Y en España, país donde tanto nos gusta levantar ídolos para bajarlos de mala manera (salvo excepciones muy contadas) se hablaba en aquella época de que Los Beatles estaban en decadencia, de que era flor de un día, de que ya no vendían tanto, y estaban acabados… “y por eso venían a actuar aquí”. Malditos sean los calumniadores, los envidiosos. Y de esos hubo muchos en torno a la actuación de los Beatles en España, Madrid y Barcelona.
A las 17.40 del día 1 de julio del 65, el Caravelle Air France, de Niza, depositó a los cuatro Caballeros de la Orden del Imperio Británico (acababan de concederles el titulo días antes), en el aeropuerto de Barajas.
Las terrazas estaban llenas de fans, que se habían colado (a pesar del despliegue policial) hasta la mista escalerilla del avión. Un griterío saludó a Paul, John, George y Ringo que iban vestidos con atuendos deportivos. John con su típica gorra y gafas oscuras, fue el primero en pisar el suelo español.
La salida la efectuaron por lugar distinto al habitual… y se acercaron a ellos dos Cadillacs negros (en Madrid no había Rolls Royce de alquiler que es lo que ellos usaban habitualmente…). A Ringo un agente le tomó por un admirador más (la forma de vestir no distinguía a Ringo de sus fans, y los pelos tampoco). Le propinó un empujón de aupa… y menos mal que un sargento se dio cuenta del traspiés y trató de corregirlo como pudo. Seguro que ese sargento habría estado días enteros aprendiéndose de memoria, por fotografía, la cara de los cuatro.
Detrás de Ringo, con cara verdaderamente asustada, venía Paul, perseguido y rodeado, y a duras penas pudo entrar a trompicones en el Cadillac, que partió inmediatamente seguido del Cadillac de repuesto. Se oían gritos femeninos –de “John”, “John”, y “Paul, mírame”- el pobre Paul, al bajar del avión y aunque tan deslumbrado por el sol como los otros tres, se paró un momento para saludar y dijo “saludos amigos” en español. Y esto le valió unos segundos de retraso en la carrera hacia la aduana, dio tiempo a las fans que esperaban al pie de la otra escalerilla para llegar hasta él y dejarle bastante arrugada su chaqueta de ante azul.
La conferencia de prensa fue demencial, claro. La organización, si la había, no sirvió de nada. Los cuatro se amontonaron en un diván, sobre el que se amontonaron a su vez los fotógrafos (alrededor de cien) y los periodistas españoles y extranjeros. Se tuvo que usar un altavoz para imponer el orden después de los diez minutos indicados para las fotos.
Cuando empezaron las preguntas, tampoco hubo mucha regularidad. Hubo preguntas de todos los tipos, la mayoría sin fundamento como sucede con casi todas esas conferencias de prensa.
Y, desde luego, muchos periodistas no sabían distinguir sobre quién era John o Ringo o George. Para la mayoría eran solo “los cuatro melenudos”.
Hubo preguntas tan desafortunadas y topiqueras como la de “¿Teméis enfrentaros con Dalila?”. Para contestar había que recordar que Dalila fue la que cortó la cabellera a Sansón, que Sansón tenía su fuerza en el pelo, luego si ellos se encontraban con Dalila, etcétera.
Para colmo, la intérprete, entre tanto jaleo, entendió mal y tradujo peor. Y algún periódico extranjero publicó que en España les preguntaron por Salvador Dalí, en otro por la cantante Dalida…., en fin, que los chicos se hicieron un lío y dijeron: “¿Quién es esa?”. Y así fue todo. Pasados los minutos fijados, sin que nadie sacara nada en limpio, los gorilas que estaban a su cuidado personal se les llevaron rápidamente. En Madrid, diez mil espectadores. Hemos hablado antes de las envidias y calumnias. Lo cierto es que, nadie sabe por qué, sectores diversos de la prensa y radio hicieron una anti-campaña beatle. Por un lado, diciendo que estaban ya en declive y, por otro, aludiendo aún a sus melenas, su mala influencia en la juventud…
También las 400 pesetas influyeron. Demasiado para entonces. Todo contribuyó a que en la plaza de Madrid no registrara el lleno que tiempo después lo hubiera conseguido sin ninguna duda. Pero en aquel verano del 65…
En graderíos muchos. En las sillas de la arena, vacíos. Mucha gente de grupos, eso sí. Bueno era que fueran a aprender. Muchísimos americanos que llegaron de Torrejón. Sobre todo teenagers (y como comentaban en un periódico: “Ellas dieron la nota en cuanto a histerismo desencadenado”. Los jóvenes españoles mostraron tanto fervoroso entusiasmo como ellas, pero no hicieron el ridículo de aparentar una locura tan desencadenada, que fueron objeto y blanco de todos los fotógrafos y cámaras). Yo debo añadir que hay reacciones histéricas absolutamente normales, y psiquiatras y hasta moralistas luego reconocieron incluso la necesidad de ese tipo de reacciones en determinados momentos y en cierta edad…
Bien, sigamos con la actuación. En la primera parte, Los Pekenikes no lo hicieron mal. Las Beatchicks y Los Rusticks, un grupo de Brian Epstein, que quedaron bien, pero… lógicamente, todos esperaban la actuación de Los Beatles.
Era la segunda parte del espectáculo. John salió con sombrero cordobés, imitó algunos pases de flamenco, Paul habló algunas palabras en español, trajes negros, sin brillo, muy bien cortados y corbata… normalísimos de atuendo, pues…
Empezaron, lógicamente, con Twist and shout y terminaron con Long tall Sally. Otros rocks no suyos:Everybody wants to be my baby yRock and roll music, curiosamente de actualidad ahora con ese doble LP.
Ringo hizo las delicias de los que le aclamaban cantando el I wanna be your man acompañado de graciosos movimientos de su melena estilo “paje”, como se decía entonces. También Ticket to ride, She’s a woman, A hard day’s night, I feel fine y otros temas del Beatles for sale que era su último LP aparecido en España entonces y que dio origen a esa “Campaña de que ya no eran los de antes”, etc.
En Barcelona repitieron la demencial rueda de prensa (a la llegada al aeropuerto, un grupo de bellas les obsequió con monteras taurinas, que John empleó para la actuación). Hubo en la Monumental más llenazo que en Madrid. El público se comportó con entusiasmo y alegría, sin pasarse tanto, tanto como se temían algunas “autoridades”.
Visto así, desde ahora a entonces, uno piensa en lo que pudo ser esa actuación y lo que fue a escala de medios de comunicación. Resulta triste llegar a la conclusión de que Los Beatles actuaran en España en un momento menos oportuno de lo que podía haber sido precisamente después. Los envidiosos hicieron maniobras muy eficaces.
Por esa época, se comentó también que iba a hacerse una película de Los Beatles con El Cordobés. Brian Epstein estaba muy interesado, había visto torear a Benítez y quería hacer cine con él. Incluso El Cordobés estuvo en el hotel de Los Beatles, pero era demasiado tarde (más de la una), Los Beatles estaban dormidos, la entrevista no se realizó y la película quedó en proyecto.
Los Beatles y su relación con España tiene otros detalles que queremos recordar.
Antes de Qué noche la de aquel día,estuvieron de vacaciones en Tenerife y quedaron muy contentos. George y Ringo volverían más tarde.
John filmó en Almería Cómo gané la guerra y luego Ringo vendría a hacerBlindman y los dos tuvieron frases de elogió para nuestro país.
John pasó por Madrid exclusivamente para que le cortara el pelo el peluquero Guirado, el mismo que cortaba el pelo a El Cordobés. Era la época en que John arremetía contra Paul en su entrevista Lennon remembers.
Paul estuvo de vacaciones en Benidorm antes de emprender su tour por Europa, la primera con Wings. En Benidorm compuso Hi hi hi que luego fue número uno durante las seis semanas en España.
Paul también aludía en las entrevistas que le hicieron sobre la prohibición de Devolved Irlanda a los irlandeses que había sido número uno no solo en Irlanda sino en España.
En noviembre del 71 se expusieron en Madrid los dibujos de John de marcado aire erótico, o más bien pornográfico, como algunas mentes demasiado puritanas calificaron las litografías. El precio medio era de 25.000 pesetas, que también escandalizó.
El álbum Red Rose Speedway tenía una frase “muchas gracias”, así en español, para agradecer a los que habían intervenido en la grabación.
En el álbum Rotogravure, de Ringo, hay una canción titulada así, Las Brisas, con varias palabras en español. De todas formas, la inspiración es hispana, Spanish, porque las Brisas es el nombre de un hotel de Acapulco, que inspiró el título de la canción.
George estuvo de incógnito dos días en Madrid en su época de éxito delMust pass. Algunos componentes de Pop Tops pudieron estar con él. Estuvo viendo flamenco y eso. Grata velada en suma.
Joaquín Luqui fue un admirador rendido de los cuatro de Liverpool. Este extracto estará recogido en el libro de artículos 'Tres, Dos o Uno' (Aguilar).

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