El ex «beatle» retorna a la escena discográfica con nuevas canciones, seis años después de su último disco original
El negocio editorial avanza hacia modelos ya implantados en el ámbito musical, como «Spotify», que permiten acceder a amplios catálogos
Paul McCartney regresa al disco, con piezas nuevas, una portada misteriosa (Macca siempre estuvo rodeado de misterios, incluso en plena explosión de fama en los sesenta se llegó anunciar su muerte) y una producción muy cuidada al amparo de Giles Martin, hijo de su productor de siempre, George Martin. Giles, de hecho, ya intervino en la producción de «Love», el álbum con remezclas de «The Beatles» publicado para el espectáculo del «Cirque du Soleil».
La última vez que se vio cerca, por estos lares, a Paul McCartney fue en la gira europea de 2004, que precisamente inauguró en Gijón, en el estadio de El Molinón. Andaba aún con los últimos coletazos de la promoción de la reedición (publicada a mediados de 2003) de una de sus obsesiones, que no era otra que «limpiar» del modo Phil Spector el álbum «Let it be». Había muchas cosas de aquel «muro de sonido» que a McCartney no le agradaban, y tenía ganas de hincarle el diente a esa producción. Lo hizo y lo rebautizó como «Le it be... Naked».
En los dos últimos años dio señales de vida con otros proyectos, incluso fue una de las referencias de la ceremonia inaugural de los Juegos de Londres, donde cantó «Hey Jude» para todos y con todos.
Ahora, tras seis años después de letargo compositivo, regresa con álbum nuevo, del que ya adelantó el single, «New», y algún que otro tema que tocó días atrás en Estados Unidos. «Es curioso, cuando le pongo el disco a la gente les sorprende viniendo de mí. Muchos de los temas son muy variados y no necesariamente de un estilo con el que se me asocia. No quise que sonara todo igual. Disfruté mucho haciendo este disco. Siempre es genial tener la oportunidad de entrar en el estudio con unas cuantas canciones con las que trabajar junto a grandes productores. Nos divertimos bastante». Lo dice McCartney sobre su nuevo disco en uno de esos avances de promoción que, textual, envía la compañía (Emi/Universal) a los medios de comunicación.
Y en este goteo de lanzar píldoras promocionales hasta que el álbum al completo vea la luz (el 15 de octubre), el ex «beatle» acaba de publicar la lista de canciones, doce en total, con productores distintos, uno de ellos, y muy activo, es el citado Giles Martin, a la par productor ejecutivo, y otra de las grandes referencias de la escena actual, como Mark Ronson. También, como se indica líneas atrás, acaba de mostrar al público la portada del disco, que es todo un jeroglífico, o así.
El single suena «muy McCartney», que es una definición insulsa, pero viene a decir que evoca a los primeros «Beatles» o sus primeros «Wings», o sea, un tema de los viejos tiempos pero aderezado con la producción del siglo XXI. Ahora, bien, el resto del álbum, tal como él explica, nada tiene que ver con lo habitual. En todo caso, en lo ya mostrado hay sonido actual pero regusto añejo, lo que está muy bien tratándose de McCartney. En «New» incluso regala una especie de versión acústica con todos sus músicos formando corro y cogiendo el tono vocal a las órdenes del dedo de McCartney. Sea como fuere, tiene pinta de estar todo muy cuidado, bien tratado y con banda y sonido ultrapulcros, tan pulcro, aunque en otra onda distinta, como cuando grabó la celebrada sesión en Capitol Records con Joe Walsh & Diana Krall, entre otros.
El sector editorial sufre las consecuencia de la piratería a medida que se extienden los nuevos soportes digitales. Tomando como referencia los pasos dados por la industria musical, desgarrada en una década por las copias ilegales, los editores trasladan a su ámbito fórmulas exitosas que garanticen la viabilidad de su negocio. La muestra es Nubico, un nuevo servicio de lectura digital por suscripción puesto en marcha por Telefónica España y el Círculo de Lectores. Una tarifa plana de 8,99 euros mensuales permitirá al suscriptor acceder a una oferta inicial de 3.000 títulos. El sistema aspira a convertirse en un modelo de referencia para los editores.
El director general de Círculo de Lectores, Joaquín Álvarez de Toledo; el director de marketing y servicios comerciales de Telefónica, Emilio Gayo, y el máximo responsable de Nubico, David Fernández Poyatos, presentaron este servicio de lectura digital dirigido a todos los públicos que va a constituir «una nueva forma de leer».
Fernández Poyatos explica que el usuario podrá acceder a todos los títulos que conforman el catálogo general mediante el pago de la suscripción y podrá disponer de ellos de manera ilimitada hasta en cinco dispositivos, sean tablets, smartphones, libros electrónicos o PC, de forma simultánea o independientemente.
La oferta de libros será renovada constantemente, afirma Fernández Poyatos. A los 3.000 títulos que conforman su oferta inicial se irán incorporando en los próximos días otro millar en esta biblioteca digital en la que están representados los géneros con mayor demanda.
Según el director general de Círculo de Lectores, este sistema pretende ser un modelo de referencia en la lectura digital en los próximos años, con la intención de hacer llegar la más amplia oferta a los hogares.
En una primera fase el mercado será nacional y en las lenguas del Estado, pero se pretende ampliar a América latina e incluir también libros en otros idiomas. Este sistema, según el director de Nubico, permitirá acceder a la lectura aunque no haya conexión a internet: «Es el usuario quien decide cuánto, cómo y dónde quiere leer».
Aunque han reconocido que el de la lectura digital es todavía un mercado incipiente en España, ya que la cuota de mercado se sitúa en un dos por ciento, los responsables del proyecto han expresado su convencimiento de que este modelo de suscripción será «triunfador».
Paul McCartney regresa al disco, con piezas nuevas, una portada misteriosa (Macca siempre estuvo rodeado de misterios, incluso en plena explosión de fama en los sesenta se llegó anunciar su muerte) y una producción muy cuidada al amparo de Giles Martin, hijo de su productor de siempre, George Martin. Giles, de hecho, ya intervino en la producción de «Love», el álbum con remezclas de «The Beatles» publicado para el espectáculo del «Cirque du Soleil».
La última vez que se vio cerca, por estos lares, a Paul McCartney fue en la gira europea de 2004, que precisamente inauguró en Gijón, en el estadio de El Molinón. Andaba aún con los últimos coletazos de la promoción de la reedición (publicada a mediados de 2003) de una de sus obsesiones, que no era otra que «limpiar» del modo Phil Spector el álbum «Let it be». Había muchas cosas de aquel «muro de sonido» que a McCartney no le agradaban, y tenía ganas de hincarle el diente a esa producción. Lo hizo y lo rebautizó como «Le it be... Naked».
En los dos últimos años dio señales de vida con otros proyectos, incluso fue una de las referencias de la ceremonia inaugural de los Juegos de Londres, donde cantó «Hey Jude» para todos y con todos.
Ahora, tras seis años después de letargo compositivo, regresa con álbum nuevo, del que ya adelantó el single, «New», y algún que otro tema que tocó días atrás en Estados Unidos. «Es curioso, cuando le pongo el disco a la gente les sorprende viniendo de mí. Muchos de los temas son muy variados y no necesariamente de un estilo con el que se me asocia. No quise que sonara todo igual. Disfruté mucho haciendo este disco. Siempre es genial tener la oportunidad de entrar en el estudio con unas cuantas canciones con las que trabajar junto a grandes productores. Nos divertimos bastante». Lo dice McCartney sobre su nuevo disco en uno de esos avances de promoción que, textual, envía la compañía (Emi/Universal) a los medios de comunicación.
Y en este goteo de lanzar píldoras promocionales hasta que el álbum al completo vea la luz (el 15 de octubre), el ex «beatle» acaba de publicar la lista de canciones, doce en total, con productores distintos, uno de ellos, y muy activo, es el citado Giles Martin, a la par productor ejecutivo, y otra de las grandes referencias de la escena actual, como Mark Ronson. También, como se indica líneas atrás, acaba de mostrar al público la portada del disco, que es todo un jeroglífico, o así.
El single suena «muy McCartney», que es una definición insulsa, pero viene a decir que evoca a los primeros «Beatles» o sus primeros «Wings», o sea, un tema de los viejos tiempos pero aderezado con la producción del siglo XXI. Ahora, bien, el resto del álbum, tal como él explica, nada tiene que ver con lo habitual. En todo caso, en lo ya mostrado hay sonido actual pero regusto añejo, lo que está muy bien tratándose de McCartney. En «New» incluso regala una especie de versión acústica con todos sus músicos formando corro y cogiendo el tono vocal a las órdenes del dedo de McCartney. Sea como fuere, tiene pinta de estar todo muy cuidado, bien tratado y con banda y sonido ultrapulcros, tan pulcro, aunque en otra onda distinta, como cuando grabó la celebrada sesión en Capitol Records con Joe Walsh & Diana Krall, entre otros.
El sector editorial sufre las consecuencia de la piratería a medida que se extienden los nuevos soportes digitales. Tomando como referencia los pasos dados por la industria musical, desgarrada en una década por las copias ilegales, los editores trasladan a su ámbito fórmulas exitosas que garanticen la viabilidad de su negocio. La muestra es Nubico, un nuevo servicio de lectura digital por suscripción puesto en marcha por Telefónica España y el Círculo de Lectores. Una tarifa plana de 8,99 euros mensuales permitirá al suscriptor acceder a una oferta inicial de 3.000 títulos. El sistema aspira a convertirse en un modelo de referencia para los editores.
El director general de Círculo de Lectores, Joaquín Álvarez de Toledo; el director de marketing y servicios comerciales de Telefónica, Emilio Gayo, y el máximo responsable de Nubico, David Fernández Poyatos, presentaron este servicio de lectura digital dirigido a todos los públicos que va a constituir «una nueva forma de leer».
Fernández Poyatos explica que el usuario podrá acceder a todos los títulos que conforman el catálogo general mediante el pago de la suscripción y podrá disponer de ellos de manera ilimitada hasta en cinco dispositivos, sean tablets, smartphones, libros electrónicos o PC, de forma simultánea o independientemente.
La oferta de libros será renovada constantemente, afirma Fernández Poyatos. A los 3.000 títulos que conforman su oferta inicial se irán incorporando en los próximos días otro millar en esta biblioteca digital en la que están representados los géneros con mayor demanda.
Según el director general de Círculo de Lectores, este sistema pretende ser un modelo de referencia en la lectura digital en los próximos años, con la intención de hacer llegar la más amplia oferta a los hogares.
En una primera fase el mercado será nacional y en las lenguas del Estado, pero se pretende ampliar a América latina e incluir también libros en otros idiomas. Este sistema, según el director de Nubico, permitirá acceder a la lectura aunque no haya conexión a internet: «Es el usuario quien decide cuánto, cómo y dónde quiere leer».
Aunque han reconocido que el de la lectura digital es todavía un mercado incipiente en España, ya que la cuota de mercado se sitúa en un dos por ciento, los responsables del proyecto han expresado su convencimiento de que este modelo de suscripción será «triunfador».
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