The Cavern, el club que ha visto tocar a los Beatles unas
300 veces y a otros grandes grupos, podría colgar el cartel de “se vende”,
bueno más bien de “se subasta”. Así lo aseguraban medios como The Times o la
revista musical británica New Musical Express (NME).
Según estos medios, el motivo era que su actual dueño,
Warner Estate, se había acogido un concurso de acreedores el mes pasado y con
esta subasta, que incluiría también al centro comercial aledaño, podría ganar
hasta 1 millón de libras esterlinas.
Sin embargo, ante la alarma causada, desde el propio
club se apresuraron a desmentir la noticia. Así, Dave Jones, director de Cavern
City Tours, aclaraba en la web del club, que lo único que se subastaría sería
el centro comercial Cavern Walks, pero que el club, situado en la parte baja
del edificio, no entraría en esa operación.
Lugar de peregrinaje de beatlemaniacos
El club abrió sus puertas el 16 de enero de 1957 como
un club de jazz y cuatro años después unos desconocidos Beatles subían a su
escenario por primera vez. Desde entonces, este recinto ubicado en el número 10
de Mathew Street en Liverpool, se convirtió en parada obligatoria para los fans
del grupo.
Pero The Cavern no es solo el lugar en el que los
Beatles tocaron 300 veces, sino que es uno de los recintos de música en vivo
más importante de todo el mundo. Así por su escenario han pasado también varias
generaciones de músicos británicos como The Rolling Stones, Queen, The Kinks, The
Who o Elton John.
Hasta 1973, fecha en la que el club cerró por primera
vez sus puertas después de un concierto de los holandeses Focus, se convirtió
en el centro neurálgico musical de Liverpool. La British Rail ordenó una
demolición del local para integrarlo a los edificios de la red de trenes británica,
pero el proyecto no se llevó a cabo y The Cavern terminó como un parking para
coches.
El local de arcos de ladrillos y túneles inspirado en
el club de jazz parisino Le Caveu de la Huchette, fue reconstruido en 1984,
ocupando el 75% del espacio donde estaba el original, al que intentó imitar en
todo lo posible. En 1988 volvía a abrir sus puertas, pero debido a su situación
financiera, solo aguantó abierto un año.
En 1991, dos amigos de Liverpool, el profesor Bill
Heckle y el taxista Daves Jones, reabrieron el club que sigue funcionando como
un centro de música en vivo, por el que siguen pasando grupos importantes para
dar algún concierto semi-secreto o preparar su gira, como hicieron en alguna
ocasión Arctic Monkeys, Oasis, Travis o el propio Paul McCartney, que en 1999
regresó al club para presentar su disco.
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