sábado, 14 de septiembre de 2013

Homenaje a Los Beatles: un lujo en el Independencia

 

El miércoles y el jueves se llevó a cabo en el teatro Independencia el “Tributo a Los Beatles”, una importante producción que nació desde la dirección del teatro, a cargo de Julieta Martínez, y que llevaron adelante los talentosos e inquietos músicos Juan Pablo Moltisanti y Sebastián Rivas.

Desde el vamos organizar un evento de estas características no es sencillo: muchos músicos en escena, tres invitados nacionales (David Lebón, Pedro Aznar y Daniela Herrero) más uno de los repertorios más conocidos y exigentes del mundo. Y ser ovacionados durante dos noches no es gratuito.

Pasaron muchas cosas como para destacar de este éxito:

-Los visitantes: Pedro Aznar y David Lebón le dieron un toque glamoroso a las veladas. El primero estuvo el miércoles y el otro el jueves. Ambos cautivaron, como era de esperar. Anoche, Lebón “prendió fuego” el teatro con un solo histórico en “Revolution” y Aznar maravilló con su voz y desde el piano. Y es merecido destacar a la linda de Daniela Herrero que le puso mucha pasión a sus presentaciones, especialmente a su versión de “While my guitar gently weeps”. Sus presencias sumaron.

 -Los locales: el ojo clínico de Moltisanti y Rivas para elegir la banda fue determinante. Gerardo Lucero (bajo), Natalio Staiti (batería), Martín Sanchez (guitarras), Lucas Altamore y Manuel Biurrum (violín), Mauro Marquet (viola), Matias Longo (cello), Juan Manuel Ojeda y Victoria Bravo (flautas), Zurab Tchrikishvili (trompeta), Pablo Ivars y Juan Romero (trombones), Agustina Guillén, Gastón Secchi y Poly Castillo (saxos) además de Rivas (guitarra) y  Juan Pablo Moltisanti (piano y guitarra) lograron hacer de cada canción una pequeña obra de arte, tal como lo es cada tema Beatle. Sonaron bien, sin fisuras, simples, elegantes y pasionales. Y por eso Rodrigo Aranjuelo, David De Mata, Martín Carrillo, Valentina Gratton y Noelia Muñoz iluminaron la noche en cada una de sus intervenciones. Voces bien ensambladas, armónicas y distintivas que fueron determinantes a la hora de las interpretaciones y se llevaron merecidamente los aplausos.

-La técnica: buenas luces y mejor sonido, fundamentales para que todos escucharan y disfrutaran.

-El público: fue vital en las dos noches. Las ganas y la emoción hizo que el Independencia fueses una caldera por momentos. Al haberse agotado las entradas con tanta anticipación, atinadamente se puso una pantalla en la puerta del teatro y cada noche unas mil personas presenciaron el tributo. Ellos también pusieron toda la onda.

Cuando un espectáculo de estas características se hace bien, se encara con profesionalismo y cuenta con el total apoyo, los frutos se ven de inmediato. Y eso fue lo que se vivió durante dos noches en el Independencia: la conjunción de talento y responsabilidad permitió que los mendocinos viviésemos un show distinto, único, emocionante y muy respetuoso, permitiéndonos disfrutar –una vez más- de tanto talento local. 

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