Con un sonido más espiritual, melancólico y sombrío, el tercer álbum solista del primer guitarrista de Los Beatles, George Harrison, fue distinguido como un disco de orientación filosófica y religiosa, básicamente.
Posterior al lanzamiento de "Living in the material world" (Viviendo en el mundo material), la placa en cuestión logró un ritmo de ventas menor en comparación con trabajos anteriores de el ex-Beatle, quizás por esa connotación introspectiva señalada anteriormente por parte del propio músico, que además dejó una sensación en el mundillo de los críticos especializados en asuntos musicales, de que Harrison había perdido su perfil de compositor comercial, esa impronta que le había hecho vender millones de placas con tareas precedentes.
El disco fue puesto a la venta a fines de mayo y a mediados de junio de 1973, en Estados Unidos e Inglaterra, respectivamente. En el resto del mundo, su lanzamiento se produjo casi en forma paralela a las fechas ya apuntadas. Tras los ‘larga duración’ anteriores colocados en el mercado, el de estudio "All things must pass" (Todo debe suceder) y el primer concierto en vivo con un objetivo explícitamente benéfico, "Concert for Bangladesh", el long play rotulado "Living in the ...." se situaba entre las publicaciones musicales más esperadas de ese año.
Una vez más el famoso compositor, guitarrista e intérprete, vio jalonado su empeño con el apoyo de experimentados músicos que ya habían trabajado con él anteriormente, como el caso de Ringo Starr, Jim Keltner, Nicky Hopkins, Gary Wright y Klaus Voorman, entre otros.
El disco de pasta fue grabado tras una intensa labor de 3 meses, primero en los míticos estudios de Abbey Road, para completarse en el Nº 3 de Saville Road, sede del sello de la manzana, Apple Studios.
Durante el primer día de junio del 73, el disco al que me refiero, fue certificado disco de Oro.
Posterior al lanzamiento de "Living in the material world" (Viviendo en el mundo material), la placa en cuestión logró un ritmo de ventas menor en comparación con trabajos anteriores de el ex-Beatle, quizás por esa connotación introspectiva señalada anteriormente por parte del propio músico, que además dejó una sensación en el mundillo de los críticos especializados en asuntos musicales, de que Harrison había perdido su perfil de compositor comercial, esa impronta que le había hecho vender millones de placas con tareas precedentes.
El disco fue puesto a la venta a fines de mayo y a mediados de junio de 1973, en Estados Unidos e Inglaterra, respectivamente. En el resto del mundo, su lanzamiento se produjo casi en forma paralela a las fechas ya apuntadas. Tras los ‘larga duración’ anteriores colocados en el mercado, el de estudio "All things must pass" (Todo debe suceder) y el primer concierto en vivo con un objetivo explícitamente benéfico, "Concert for Bangladesh", el long play rotulado "Living in the ...." se situaba entre las publicaciones musicales más esperadas de ese año.
Una vez más el famoso compositor, guitarrista e intérprete, vio jalonado su empeño con el apoyo de experimentados músicos que ya habían trabajado con él anteriormente, como el caso de Ringo Starr, Jim Keltner, Nicky Hopkins, Gary Wright y Klaus Voorman, entre otros.
El disco de pasta fue grabado tras una intensa labor de 3 meses, primero en los míticos estudios de Abbey Road, para completarse en el Nº 3 de Saville Road, sede del sello de la manzana, Apple Studios.
Durante el primer día de junio del 73, el disco al que me refiero, fue certificado disco de Oro.
El LP en la Villa
A fines del ‘73, cuando todavía era un adolescente, no habían sido muchas las oportunidades que había tenido de visitar un estudio de radio (excepto cuando con la primaria de mi escuela Víctor Mercante, visitamos Radio Nacional Córdoba, a fines de los 60). Hacía unos meses que había inaugurado su infraestructura edilicia LV28 y en modalidad AM, en horario nocturno, Rodolfo Ghezzi -mi hermano- en la conducción y la "Chiva" Córdoba (dueño además del inolvidable boliche Kichaten), como operador-musicalizador, eran responsables de un programa musical muy escuchado por aquellos años al que llamaron "Progresivo", dueño de una exquisita selección de discos y temas con un perfil muy adecuado para esa hora tan particular en los segmentos radiales.
La invitación surgió espontánea y con mis apenas 16 años fui testigo de cómo se ponía en marcha un programa de radio en vivo. Y esa noche además de la experiencia imborrable en lo personal, "Progresivo" presentó en exclusiva para Villa María y la región el larga duración, “Living in the material world”, de Harrison.
Atilio Ghezzi
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