Y el Golden Gate Park volvió a sonar. Después de una feroz competencia de carteles que buscaban levantar la mano en el creciente mercado festivalero de los Estados Unidos, la ciudad de San Francisco regresó a la carga con la sexta edición de su festival, el Outside Lands.
Ubicado en el centro de oxígeno de la ciudad, en un espacio creado por el hombre para ser el equivalente al Central Park de Nueva York, el Golden Gate Park se convierte durante tres días en la casa de uno de los festivales mas sui generis de la Unión Americana, festival con frío en agosto, pero -como dicen los locales- nada como vivir un verano helado en Frisco.
Dentro de un espacio dedicado al polo y a diversas actividades el resto del año, el festival musical, cultural y gastronómico de Outside abrió puertas en punto de la 11 am del viernes 9 de agosto, iniciando sus escenarios al medio día. Con una carga muy fuerte de artistas locales, el festival –que cada vez empieza a atraer más asistentes de fuera del área de la bahía- nos lleva por sonidos, olores y sabores que se están convirtiendo en una de sus características propias.
Un festival donde te venden cobijas y mucho café por las temperaturas que maneja al llegar la noche, donde lo normal es tener un domo natural de neblina mientras los escenarios están en funcionamiento. El viernes generó cambios y mucho ruido porque es la primera vez que abre sus esfuerzos al mundo, es el primer año donde se hace un stream con la ayuda de los gigantes de transmisiones como TuneInRadio y UStream.
Podría platicar de lo que hicieron, y muy bien, Jessie Ware, o la fiesta armada por los Twenty One Pilots. También se podría hablar de la excelsa presentación que hizo The National presentando el disco 'Trouble Will Find Me', pero en realidad no puedo, ya que apareció una de las personas más importantes de la historia de la música contemporánea a quitarnos las palabras.
Podría hablar de lo que preparó Yeasayer o del sonido de Wavves y cómo dieron un paso gigantesco en el área de la bahía, o del juego de luces que a lo lejos se veía que tenia Pretty Lights, que están presentado disco.
Pero no hablar de las casi tres horas del show de Sir Paul, de lo que genera en todas las edades y de lo platicador que salió esta noche es imposible. Tocando un fragmento de la música de Jimi Hendrix a escasos metros de uno de los barrios donde Jimmy vivió, le da un sabor especial. Contándonos historias sobre Clapton, Lennon y Harrison como un tío a sus sobrinos reunidos.
Con una costosa producción que incluía una pantalla de leds y un elevador forrado de pantallas para elevarse cantando 'Blackbird'. Con la elocuencia para presentar y recordar que hubo canciones nunca antes tocadas en San Francisco, parada obligada en cada gira del exBeatle. Con una banda que lo ha acompañado ya durante varios años y que hoy no sería posible imaginar un show sin ellos. Con una revisión sustancial del catálogo de Wings.
Sir Paul se subió al escenario después del famoso collage de imágenes de la historia Beatle que es amenizado por un DJ en vivo. Abrió con 'Eight Days a Week' y nos presumió canciones como 'I've Just Seen a Face'. Contó con los “estrenos” de 'Your Mother Should Know', 'Lovely Rita' y 'All Together Now'. Rindió honores a la ciudad con 'Back in San Francisco', con la invitación al Kronos Quartet para hacer algo nunca antes hecho en un escenario que fue poner cuerdas a una de las canciones más recordadas de la historia 'Yesterday'.
Paul James McCartney, con un show que a lo mejor muchos dirán que casi no cambia, pero que es perfecto porque contiene la esencia de lo que ha significado la música en mas de 50 años, con un tipo que se anima a cambiar las cosas de último momento pero que sobre todo nos mueve las fibras más sensibles, porque es historia, porque es impactante ver a una de las personas que cambiaron el mundo con su música, nos recuerda que las cosas van a acomodarse, que sólo se necesita amor.
Por eso y muchas, muchas cosas más… ¡Gracias Sir Paul!
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