martes, 11 de junio de 2013

La lenta muerte del directo

Beyoncé no pasará por España este verano durante su gira mundial. Leonard Cohen y Paul McCartney tampoco. De los cinco conciertos que dio en 2012 Bruce Springsteen, solo tocará este año una noche. Y “porque le gusta venir”, dicen los que le traen. Las grandes promotoras han perdido músculo para atraer a las estrellas del pop y los empresarios pequeños ya no pueden arriesgarse a fracasar con un artista desconocido. No hay margen. Tras el colapso de los Ayuntamientos que se metieron a promotores musicales, vino algo peor, cuentan los implicados. El Gobierno subió el IVA cultural 13 puntos: del 8% al 21%. Una medida que pretendía aumentar la recaudación del Estado, pero que ha terminado por desplomar la venta de entradas y con ella, los ingresos de la Administración que las grava. Una progresión que, a las puertas del verano (el mejor momento del año para la música en directo), podría dejar los ingresos hasta en un 50% menos respecto al año anterior. El clamor en el sector es abrumadoramente unitario: el Gobierno debe rectificar cuanto antes.

Según un estudio elaborado por las dos principales asociaciones, APM (promotores musicales) y Arte (representantes y directores), que agrupan a unas 400 empresas, la caída de ingresos en taquilla desde septiembre a diciembre de 2012 (los primeros meses de funcionamiento de la subida del IVA) fue del 28,2%, unos 17 puntos por encima de la media anual. Ya en el mes de marzo de 2013, cuando empieza la época más potente para los conciertos, los ingresos netos se desplomaron hasta un 42,19%. Y a eso hay que añadir un 10% destinado a pagar derechos de autor y un 6% para el sistema de venta de entradas.

Nadie oculta que el impacto de la crisis y la pérdida de poder adquisitivo, que el año pasado ya causó problemas en giras como la de Bruce Springsteen, también influyen. Pero el sector, que ha trasladado repetidas veces su preocupación a los ministerios correspondientes, opina que en lugar de ayudarles con medidas de estímulo, les han condenado definitivamente. Como el ministro de Cultura José Ignacio Wert reconoció hace una semana, esta subida ha afectado “realmente” a la asistencia a espectáculos. Los 13 puntos de diferencia del IVA deben cubrirlos entre los promotores (cada vez con menos margen), los artistas (que mientras tengan otra oferta mejor en Europa rechazarán hacerlo) o el público (que ya no paga precios astronómicos por las entradas).

“El problema es que España está perdiendo la carrera en un mercado competitivo. Nos están poniendo todos los palos en las ruedas. Nos obligarán a quedarnos en casa porque ya no podemos perder más. Nos hemos adaptado, bajado presupuestos… pero el agua ya nos cubre completamente. Hay que volver a lo lógico. Si el objetivo era recaudar, se ha confirmado que no lo han conseguido. Que rectifiquen, por favor”, pide Emilio Santamaría, presidente de la asociación Arte.

La recaudación por IVA, lógicamente, ha subido en los últimos meses. Pero la suma de todos los impuestos que el Gobierno ingresa por el conjunto de esta actividad ha caído en 2,7 millones de euros, según los afectados. ¿Cómo puede ser? Más de 100 empresas dedicadas a la promoción han dejado de operar o se han visto obligadas a reducir el número de trabajadores, como consecuencia del aumento del IVA. Además, se han perdido 500 empleos directos (que en este tipo de empresas equivale a la mayoría de su plantilla). De este modo, aseguran, han caído los ingresos procedentes del IRPF y del impuesto de sociedades, y se ha aumentado el gasto de la Seguridad Social por desempleo (en unos cinco millones).

España se ha convertido en los últimos años en destino predilecto para el turismo de conciertos. El impacto económico que supone la música en vivo para una ciudad puede llegar a los 65,3 millones de euros que genera el festival Primavera Sound en Barcelona, los 17,5 en Bilbao del BBK Live o los 8,2 millones en Murcia del Festival SOS. “Todos los eventos aportan a su ciudad grandes beneficios económicos y sociales. Hoteles, merchandising, restaurantes, transportes… y eso es proporcional al público que logran reunir”, recuerda Pascual Egea, presidente de la Asociación de Promotores Musicales (APM).

El rock y el pop poseen un público muy militante, opinan los expertos. Si los precios se mantienen en unos niveles razonables, muchos fans prefieren privarse de otros apartados del consumo que del encuentro anual con los ídolos. Y más en estos tiempos de depresión espiritual. “Con la crisis quizá podía pasar que no se llenara del todo o que se tarde más en vender, pero no que no se vendiese”, señala Neo Sala, fundador de Doctor Music. Su empresa, cumplidos los 30 años en el sector, ha perdido alrededor de un tercio de los ingresos como consecuencia de la subida del IVA. Se han congelado proyectos, cuenta, y se ha logrado aguantar con el colchón de los buenos tiempos. Cree que han recibido el mazazo final. “El IVA tendría que ser superreducido, así aumentará la recaudación. Admitámoslo: en un paquete de medidas se les coló una con la que metieron la pata. No pasa nada, rectificar es de sabios. En Holanda, Francia y Portugal pasó igual y dieron marcha atrás”, insiste.

Los grandes festivales como Sónar o Primavera Sound aguantan. Pero cuentan con más de un 50% de público extranjero que incluye en el desembolso de la entrada una experiencia casi vacacional. Las grandes giras son otra historia, opina Roberto Grima, de Live Nation. Especialmente los conciertos de estadio. Rihanna no ha venido a Madrid este año, Muse hizo una sola fecha en Barcelona, Robbie Williams no vendrá tampoco, Depeche Mode solo hará pabellones cubiertos y no pasará por las provincias. “Es que todo esto supone que pagas menos a los artistas y muchos ya no quieren venir”, sentencia Grima.

No hay comentarios:

Publicar un comentario