¡Ah, el dulce pájaro de la paradoja, al que cantó John Lennon! La palabra
paradoja, por cierto, proviene del griego y procede de la unión de dos vocablos
que significaban "a parte de" y "opinión, buen juicio". Pero por lo visto también
servía para llamar en latín a un deportista que, en contra de lo esperado, era
capaz de ganar dos competiciones el mismo día en los estilos de lucha lucta
ypancratium. Aquello debía ser una gesta, desde luego, como para que a su
protagonista le llamasen paradojo.
Su igual en los tiempos modernos no fue ayer una persona, sino un colectivo:
el de los grandes inversores que marcan el devenir de los mercados. Solo así
se explica que los malos datos de crecimiento y paro conocidos en EEUU les
infundiesen ganas de comprar. Ni siquiera les enturbió el ánimo la bolsa de
Tokio, que sufrió un recorte del 5,15%.
La explicación a su peculiar comportamiento encierra una paradoja: los malos
datos macroeconómicos les llevaron a pensar que la Reserva Federal no
retirará en breve parte de sus medidas de impulso económico, como quieren
alguno de sus dirigentes. Lo malo es bueno a veces, ya se ve. Al calor de este
baile, las bolsas europeas se recuperaron de los descensos de la víspera. No
todas, empero. Nuestro languideciente Ibex 35 siguió avanzando en ese rumbo
bajista en el que lleva embarcado desde hace semanas. El selectivo cayó el
0,1%, hasta los 8.433,5 puntos. La prima de riesgo, en cambio, cayó a 285
puntos básicos.
PABLO Allendesalazar
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