Powell.
El hijo de ambos, Julian Lennon, había sufrido mucho durante la accidentada
relación de sus padres, especialmente debido a la inestabilidad emocional de
John.
Este joven rebelde y genio musical que se había criado en Liverpool con su tía
Mimi, abandonado por su padre irlandés y que vivió la trágica muerte de su
madre cuando era un adolescente, no fue el modelo de padre para Julian.
Devorado por la fama, el sexo, el alcohol y las drogas, John era un padre
ausente y poco afectivo para Julian, al punto que Paul, George y Ringo en más
de una ocasión consolaron al pequeño Julian e intercedieron frente a su
desorientado padre.
De alguna manera, Julian fue por un buen tiempo la mascota de Los Beatles y
se ganó el cariño del grupo y, en general, de todos aquellos que formaban la
familia Beatles.
A pesar de lo vivido, la separación definitiva de sus padres fue un golpe muy
duro para Julian Lennon, digamos que la cereza del pastel de frustraciones y
angustias vividas durante su infancia. Julian era un pobre niño rico.
Y fue en esos días en los que Paul McCartney viajó a visitar a Cynthia y su hijo,
a propósito del mal rato que estaban viviendo. Como sucede generalmente con
los grandes genios, mientras conducía hacia Weybridge, Paul compuso en su
mente una canción para animar a Julian, canción que sería una de las grandes
del grupo y de la música de todos los tiempos: Hey Jude.
Según la obra “Guía completa de canciones” de W.J. Dowlding, la canción
inicialmente se llamaría Hey Jules, pero Paul decidió llamarla Hey Jude porque
era más “country and western”.
John Lennon confesó a Playboy Interviews en 1980 que él siempre creyó que la
canción estaba dedicada para él y no para su hijo. Que Jude era John y no
Julian. Y que la frase “go out and get her” era una especie de despedida que le
daba Paul a John; que le decía, ándate con Yoko, abandóname.
Paul nunca ha aceptado esta versión, de modo que la versión oficial de su
autor es la primera: Hey Jude es un canto de aliento y esperanza para el niño
Julian, en un momento duro de su vida, debido a la separación definitiva de
sus padres.
Me confieso un admirador insaciable de los Fab Four, a mi gusto, los más
grandes del siglo XX y difícilmente superables. Su legado musical, humano,
filosófico y político sigue vigente a pesar de las décadas transcurridas.
Y como seguidor de Los Beatles y su legado para la humanidad, quiero pedirle
al presidente Rafael Correa y a los responsables de las campañas de
comunicación del Gobierno nacional, que dejen de usar Hey Jude para
promocionar la obra política de la Revolución Ciudadana.
Este NO es un artículo político, ni de oposición. Es simplemente un pedido
civilizado de un amante de la música que rechaza el uso político de una obra
musical que fue concebida para levantar el ánimo de un niño y no para
conseguir votos o altos índices de popularidad.
Pedro X.Valverde Rivera
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