miércoles, 30 de enero de 2013

Las mejores portadas del rock: The Beatles, “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band”


Diseñador: Peter Blake y Jann Haworth, bajo la dirección de Robert Fraser y a partir de una idea de Paul McCartney.

Fotógrafo: Michael Cooper.
Fecha de edición: 1 de junio de 1967.
Discográfica: Parlophone/EMI.
Productor: George Martin.

Según la leyenda, las plantas situadas al pie de The Beatles en la portada de “Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band” son de marihuana. Sería bastante revelador que en lo que es probablemente la cubierta más emblemática de la historia del rock y que contiene dentro uno de sus discos capitales, el que cambió la forma de entender los elepés como obra a considerar en su integridad, expusiese tan abiertamente un canto a las drogas.
Como se puede suponer, esa no era la intención, al menos la principal. Para empezar, Paul McCartney había tenido la idea de grabar un álbum a partir de un grupo de ficción que les diese la oportunidad de experimentar con la música. Redondeando esa idea, hizo un boceto en el que el cuarteto posaba con ropas de banda de música callejera e instrumentos de viento en un salón de estilo Eduardiano, delante de una pared con un póster de Brigitte Bardot y varios trofeos y retratos, mientras que en otro de sus dibujos aparecían con una alfombra floral con el motivo de un reloj y rodeados de amigos y autoridades.
En un primer momento, McCartney delegó el diseño para ese disco al colectivo holandés The Fool, integrado por Marijke Koeger, Josje Leeger y Simon Posthuma, quienes poco después se hicieron cargo de la boutique del edificio de su discográfica Apple. Sin embargo, a un amigo de McCartney, el galerista y marchante de arte Robert Fraser, no le convenció la imagen de una montaña con varias criaturas extrañas para la funda del álbum, ya que le parecía una Disneylandia psicodélica, así que le sugirió a McCartney que lo rediseñara uno de sus artistas, Peter Blake.
Este y su mujer de entonces, Jann Haworth, aceptaron el encargo. Paul les explicó que había concebido una banda municipal como las que tocan por las calles y los parques, así que pensaron en rodear al cuarteto de una audiencia imaginaria que los acababa de ver, todos juntos sobre el escenario posando para la foto, y con un lecho de flores a sus pies. A continuación, le pidieron al grupo que les proporcionaran una lista de personas que quisieran ver entre ese público. Los más productivos fueron John Lennon y Paul McCartney, mientras que George Harrison sugirió una lista de gurús indios y Ringo declinó la propuesta, indicando que estaría de acuerdo con lo que los otros tres presentasen.
Así, la banda Sgt. Pepper’s, vestida por el diseñador mexicano Manuel Cuevas, aparecería rodeada de un collage de rostros célebres, como si fuesen contemplados por un grupo de seguidores formado por parte de los héroes de The Beatles y otra gente notable. Entre esos personajes estarían Aleister Crowley, Mae West, Lenny Bruce, Stockhausen, Edgar Allan Poe, Fred Astaire, Bob Dylan, Aldous Huxley, Dylan Thomas, Dion DiMucci, Tony Curtis, William Burroughs, Marilyn Monroe, Stan Laurel, Oliver Hardy, Karl Marx, H.G. Wells, Lawrence de Arabia, Stuart Sutcliffe, Marlon Brando, Oscar Wilde, Tyrone Power, el Dr. Livingstone, Johnny Weismuller, Bernard Shaw, Graham Bell, Lewis Carroll, las figuras en cera de The Beatles en sus primeros tiempos prestadas por el Museo de Cera de Madame Tussaud, Albert Einstein, Marlene Dietrich o Shirley Temple.
Su discográfica, EMI, insistió en que debía de contactarse con cada uno de ellos (o a sus albaceas, si habían muerto) para solicitar su permiso, y se aseguró también que The Beatles indemnizarían a la compañía por valor de varios millones de libras en caso de pleitos. Wendy Hanson, la secretaria de Brian Epstein, recibió de este el encargo de obtener el permiso legal de todos los elegidos. Invirtió en ello toda una semana y una suma considerable en conferencias telefónicas al otro lado del Atlántico. A pesar de sus esfuerzos, no consiguió contactar con cerca de la mitad de las personas que aparecieron en la portada; aun así, el grupo decidió arriesgarse y seguir adelante con el proyecto. De todas formas, Epstein no las tenía todas consigo: antes de tomar un vuelo de vuelta de los EE.UU. a Inglaterra, tuvo la premonición de que iba a morir en un accidente y le escribió una nota a su socio Nat Weiss en la que le indicaba: “Cubrid ‘Sgt. Pepper’s’ con un envoltorio marrón”.
Al final, tres de los personajes que había escogido John Lennon a modo de comentario social irónico se quedaron fuera: Ghandi, vetado por la discográfica EMI para que no perjudicase las ventas en el mercado indio, Jesucristo, para no levantar más suspicacias entre los cristianos tras aquellas polémicas palabras de Lennon en las que aseguraba que The Beatles les superaban en popularidad, y Hitler, que fue retirado de la imagen en el último minuto. La misma suerte corrió el actor americano Leo Gorcey después de que exigiera 400 dólares por aparecer en la imagen.
Por su parte, el actor humorístico mexicano Germán Valdés, más conocido como Tin Tan, prefirió no aparecer y envió en su lugar una representación del árbol de la vida de Metepec, que se incluyó en un extremo de la portada. Sin embargo, Mae West, tras rechazar estar presente porque, según ella, no pintaba nada con una “banda de corazones rotos”, acabó aceptando después de que el grupo le enviase una carta firmada por todos explicándole la idea. Shirley Temple fue oscurecida tras pedir escuchar previamente el disco antes de dar su consentimiento. Por su parte, John Lennon quiso incluir de algún modo al antiguo baterista del grupo, Pete Best, aunque en lugar de poner su retrato le pidió a la madre de este unas medallas de la familia, que le prestaron con la condición de que no las perdiese.
La ausencia más notable entre los personajes que finalmente aparecieron en la portada es la de Elvis Presley, que había sido muy importante en la formación musical de todo el cuarteto, y al que se puede ver en alguna de las fotos descartadas de la sesión. Por el contrario, la aparición más sorprendente es la del boxeador Sonny Liston, quien tras asistir a un concierto del grupo en 1964 había comentado: “Mi perro toca mejor la batería que ese tipo”.
Después de que Blake tardase dos semanas en preparar el collage con las figuras, la sesión de fotos tuvo lugar en el estudio del fotógrafo Michael Cooper en la Calle Flood, del barrio londinense de Chelsea, en 3 horas del 30 de marzo de 1967, poco antes de que The Beatles grabasen esa misma tarde pistas complementarias para ‘With a little help from my friends’. A Cooper le ayudaron tres de sus colaboradores, Nigel Hartnup, Trevor Sutton y Andrew Boloton, quienes buscaron fotos de los personajes elegidos, hicieron los recortables de tamaño natural, los pegaron sobre cartón duro y los colorearon a mano uno a uno. Mientras, Mal Evans sacaba brillo a los instrumentos de viento que sostendrían cada uno de los cuatro componentes de The Beatles, lo que le llevó cuatro horas.
La logística tampoco fue fácil: las figuras que hay detrás de The Beatles solo tenían 60 cm. de fondo y delante de ellos se colocó una fila con las figuras de cera. Los cuatro Beatles reales fueron colocados sobre una plataforma de 120 cm. de fondo. En el centro de la imagen, delante del cuarteto, se dispuso el bombo con el nombre de la banda ficticia (que era también el título del disco) pintada por el artista Joe Ephgrave. Toda la ornamentación floral la compraron en una floristería cercana, colocada en un ángulo de 3 metros de fondo. Por tanto, desde el frente hasta la parte trasera solo había una distancia de unos 4,5 metros.
En la parte inferior se puede ver también un busto de cemento que sacaron del jardín de John Lennon y que serviría de modelo para el retrato del Sargento Pepper hecho por Blake que aparecía en el disco, busto que repitió presencia en la portada del recopilatorio “Beatles again” (también conocido como “Hey Jude”). A la portada se incorporó asimismo una camiseta de The Rolling Stones, prenda que le había dado un locutor de Nueva York al hijo del fotógrafo Michael Cooper, y que este puso cubriendo a una muñeca que pertenecía a Jann Haworth con la intención de que quedase claro que no existía rivalidad entre ambos grupos; meses más tarde, cuando Cooper tomó la foto para la portada de “Their Satanic Majesties Request” introdujo el retrato de los cuatro componentes de The Beatles.
Aquella jornada, cuando los muñecos de cera de The Beatles y del boxeador Sonny Liston llegaron al set, se produjo más de una confusión entre los presentes que no distinguían los personajes reales, los de cera y los recortables. Ese mismo día, el fotógrafo se dio cuenta de que el set era demasiado grande para que pudiese entrar todo en la imagen que podía cubrir la cámara monorraíl Sinar 4×5 que iba a utilizar, así que se tuvo que montar de nuevo en otro lugar del estudio, con lo que se perdió buena parte de la profundidad de campo pretendida.
Con todos los que estaban trabajando en la sesión y distintos invitados fumando hachís, el humo se iba adueñando del lugar, así que hubo que pedirles que saliesen. Una vez controlado el caos, empezaron a disparar la cámara. Bajo la dirección de Cooper, fue su ayudante Nigel Hartnup quien tomó las fotos. Subido en una escalera, con la cabeza contra el techo e intentando mirar desde arriba a través del disparador de la cámara, Hartnup iba dando las instrucciones (“¡Echad atrás a Aleister Crowley, moved a Bob Dylan a la izquierda, adelantad un poco a Marilyn!”) para evitar que se viesen los reflejos en las figuras.

Acompañando a esa imagen, el diseño final del álbum llevaba una contraportada con las letras de las canciones (la primera vez que aparecían impresas en un disco de rock) y una foto del cuarteto con Paul McCartney de espaldas a la cámara, una de tantas pistas en las que muchos quisieron ver en este disco la confirmación de que el bajista y compositor de la banda había muerto.
En la primera edición, la funda interior del disco apareció decorada con una acuarela de rojos y rosas creada por The Fool, que ya no se imprimió en las posteriores ediciones del álbum. La carpeta interior desplegable también había sido encomendada a The Fool, pero estos habían calculado erróneamente el tamaño real del álbum e hicieron el diseño a una escala equivocada, así que en la misma sesión del 30 de marzo se tomó un primer plano de The Beatles vestidos de gala real victoriana contra un fondo amarillo, que fue la que finalmente se eligió para la carpeta.

El álbum incluía, además, un juego de recortables de cartón: un bigote, galones de sargento, dos insignias, una tarjeta y un recortable de sobremesa con The Beatles como la banda del Sargento Pepper. Evidentemente, todo aquel montaje no podía ser barato: si la discográfica estaba acostumbrada a pagar entre 25 y 75 libras por la fotografía de una portada de un disco de rock, en este caso la factura ascendió a cerca de 3.000 libras, de las que 1.500 se las repartieron Robert Fraser y Michael Cooper y 200 fueron para Peter Blake.

Como no podía ser menos, la portada ha sido imitada en numerosas ocasiones, cerca de una centena. La más conocida es la Frank Zappa and the Mothers of Invention, “We’re only in it for the money”, un diseño idea de Carl Schenkel y que contó con la fotografía de Jerry Schatzberg, al que contrataron por haber travestido a The Rolling Stones para el single ‘Have you seen your mother, baby, standing in the shadow?’. En ella el grupo aparecía vestido de mujeres y rodeado de personajes como Fidel Castro, Andy Warhol, Bob Dylan, Jimi Hendrix (quien acudió personalmente a la sesión de fotos), Nancy Sinatra, Einstein, Rasputín, Nosferatu, Captain Beefheart, Lee Harvey Oswald o Faye Dunaway; a su pie se dispuso otro parterre, aunque en este caso de basura y verduras podridas, con la palabra Mothers escrita con sandías y zanahorias.
Seguramente lo de la marihuana entre las flores de la portada del álbum definitivo de The Beatles no sea más que un falso mito, tal y como aseguran varios de los que intervinieron en su preparación, entre ellos George Martin, quien siempre aseguró que se trataba de Peperomia. No obstante, es casi seguro que sin ella el cuarteto nunca hubiera grabado “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band” tal y como lo conocemos ni nunca hubiésemos disfrutado de su icónica portada. El Sargento Pimienta simplemente no habría existido.
XAVIER VALIÑO




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