Si de movimientos revolucionarios se trata, valdría la pena hablar de Los Beatles, para de tal manera entender lo que a grandes rasgos significa un cambio brusco y no violento en el ámbito sociocultural de una comunidad humana.
The Beatles fue una exitosa banda de rock inglesa, activa en la década de los 60, sin duda la más influyente y triunfante comercialmente en la historia de la música popular. Incursionó de manera creativa en géneros musicales como las baladas pop y la variedad psicodélica, para luego incorporar orquesta y coros de más de 30 componentes, un avance original sobre los límites convencionales del rock.
La betlemanía surgirá con desenfreno en aquellos años de creciente popularidad, percibiéndoseles como personificación de ideales progresistas, influyentes sobre los movimientos sociales y culturales de entonces. Años de un naciente idealismo sociopolítico en las universidades de Occidente, de nuevas costumbres en escuelas primarias y secundarias tocadas por la radio y la televisión, difusoras de discos de música pop. Los muchachos de Liverpool cautivan a un público adolescente, causando estupor en clases conservadoras que veían en su expresión musical, un contenido vulgar. Con el tiempo, audiencias de mayor nivel intelectual, comenzarán a sumarse a sus seguidores a nivel internacional.
Un movimiento indetenible al rompe de sus temas musicales, impulsores de ideas y recursos cada vez más ingeniosos, que ejercerán poderosa influencia sobre otros compositores contemporáneos. Así logran aquellos músicos visionarios conectar la mente, el cuerpo y el espíritu de sus oyentes, de una manera que aún hoy seduce a las nuevas generaciones a escala global. Algo que bien podríamos llamar revolución musical, despojada de violencias innecesarias y que vino a impulsar un cambio de singulares contornos en la cultura de su tiempo. En nada parecido a estos inventos revolucionarios de nuestra América descarriada.
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