Según le contaron a minutouno.com, cuando Paul llegó a Lima para llevar a cabo uno de sus recitales que tenía previsto, tuvo un estilo de vida muy lejos a lo que se espera de una gran estrella. No sólo pidió andar en bicicleta por la zona -paseo por Playa verde-, sino que además compartió la comidas con los choferes.
También desistió de la idea de viajar en avión privado. Sus ganas de compartir con los fanáticos, lo llevó a pedir un habitación con balcón para poder saludarlos y para su estadía sólo quiso un hotel sencillo con una única característica: que tenga vista al mar.
A la hora de movilizarse se sentó en el asiento de adelante con el chofer que lo trasladaba a distintas partes del lugar. Se mostró gentil, educado y amigable con sus fans. (...)
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